17 candidatos para cinco sillas

Los conozco a todos. Con algunos fuimos a la escuela, con otros al liceo o la UTU, de la infancia, o la juventud, a otros los conocemos del deporte o de la vida misma, de cruzarnos en cientos de actividades sociales en este pueblo donde como en todo pueblo chico, las mismas caras se repiten en diferentes eventos.

Unos son candidatos por el Frente Amplio, otros del Partido Colorado y otros siguen la histórica línea donde van unidas intendencia y Partido Nacional en este departamento.

Algunos cambiaron de senda con los años y otros siguen aferrados a sus viejas banderas. La mayoría pertenece a la generación que fue educada en la segunda mitad de la dictadura y que votó por primera vez a la salida de ese nefasto período.

La mayoría pertenece a  la generación de casi cincuenta o de cincuenta y pocos, que en cualquier país ya son gente grande,  pero que en Uruguay todavía son jóvenes para incorporarse a la tarea política, aunque, más que nada, son gente que deciden hacerse cargo a través de la política,  del trabajo social que han realizado durante su vida.

La excepción es Facundo Maffoni que es el más pequeño en edad de los candidatos, pero que en EL ECO lo conocemos por sus inquietudes sociales desde que iba a la escuela.

Cualquiera de ellos puede ser un excelente alcalde. Lo digo porque los conozco y porque conozco además las experticia que se necesita para ser un buen alcalde. Todos son de buena madera, preocupados por esta ciudad a la que, cuando vuelve alguno de los carmelitanos que se fueron hace más de treinta años, te dice “está igualita, no ha cambiado nada”.

Algunos tienen planes que expusieron en muchas páginas, otros saben que lo importante es solucionar tres o cuatro cosas básicas, otros hacen hincapié en el alumbrado, el barrido y la limpieza y otros proponen políticas de Estado como si estuviéramos en una república independiente. A todos les gana el entusiasmo de poder hacer algo para que nuestra ciudad esté mejor.

Desde el inicio de los municipios allá por 2010, fuimos férreos defensores de la iniciativa impulsada desde el gobierno de Tabaré Vázquez porque entendimos que eran la pieza clave que faltaba,  para que los vecinos pudieran hacer algo con los reclamos que tenían en el día a dia de su pueblo.  

Los concejales son el vecino que uno tiene más cerca para llamar cuando ocurre un problema en el barrio,  y no hay que esperar que el alcalde venga desde Colonia del Sacramento. Se trata más de un grupo de vecinos con respaldo popular intentando mejorar el pueblo que una arena de batallas políticas.

No nos equivocamos, hoy todos los candidatos señalan en sus discursos que luego de la elección, dejarán la bandera partidaria en la puerta para convertirse en un grupo de cinco  vecinos trabajando por mejorar Carmelo.

En los próximos años, seguramente vamos a discrepar con muchas de las decisiones que tome el o la alcaldesa electa, (lamentablemente solo hay dos mujeres propuestas como candidatas), seguramente los vamos a criticar desde estas páginas,o publicaremos quejas de vecinos que los interpelan,  pero por convicción, estaremos siempre colaborando con ese grupo de vecinos que aceptaron el desafío de trabajar por Carmelo,  y que  se van a integrar por decisión popular, al municipio de esta ciudad.

La elección de ellos, cualquiera resulte electo entre los cinco que serán Concejales, significa progreso para Carmelo.

Y eso merece nuestro saludo.