COLUMNISTAS
Consejos para la crianza de nuestros hijos

– Dedicar tiempo a escuchar sus problemas o cualquier cosa que quieran contarnos. Es frecuente que nos quejemos de que no son comunicativos, pero somos nosotros los que muchas veces no damos ese espacio. Por más ocupados que estemos, siempre debe haber un tiempo para ellos.Señalar los aspectos positivos de su personalidad para que sirva de reforzador y los afiancen más. A veces nos centramos sólo en las críticas y nos olvidamos de fortalecer los puntos fuertes. Incluso las críticas es necesario evitarlas delante de otras personas.
– Limitar el uso de la tecnología en los ámbitos no necesarios. Hoy por hoy los chicos viven con el celular, la computadora, video juegos. Tratar de preservar los espacios y momentos familiares de este tipo de conductas, para evitar que se transformen en adicciones. Por ejemplo: no comer ninguna de las comidas diarias mirando el celular ni la computadora y mucho menos con el video juegos. El espacio dedicado a la comida debe estar centrado en ella y en la interacción de las personas que están. Para eso debemos dar el ejemplo los adultos.
De la misma forma controlar el acceso a las cuentas de Internet y redes sociales.
– Los padres damos el número de tarjeta para comprar determinada cosa por Internet y queda ingresado, con lo cual pueden seguir comprando sin que lo sepamos hasta que nos llega la cuenta. Hay que controlar muy bien este aspecto para no llevarnos sorpresas desagradables.
Lo mismo con las amistades que tienen en las redes, en los distintos chats. Revisar sus contactos y si alguien nos parece inadecuado hablar sobre ese tema. Mientras sean menores es nuestra responsabilidad enseñarle el uso adecuado y responsable de la tecnología, así como las actitudes o acciones que aprobamos o desaprobamos.
– Ayudarlos a expresarse en forma asertiva. Muchas veces nos cuentan cómo se defendieron ante un problema o nos hablan de una forma que sabemos que no es la correcta y por comodidad lo dejamos pasar. Educar da trabajo, pero siempre menos que corregir cuando es demasiado tarde. Enseñarles a los chicos estrategias de resolución de problemas y que sepan que sus padres están para apoyarlos.
– Estar atentos a cualquier conducta extraña que nos resulte fuera de lo común, por ejemplo: autoagredirse, dejar de comer o contar las calorías, dormir mucho, miedos irracionales. Cualquiera de estas manifestaciones deben ser atendidas a tiempo antes de que se conviertan en patologías. El detectar a tiempo siempre es de mejor pronóstico para la mejoría y el tratamiento en caso de que sea necesario.
– Ayudarlos a canalizar las frustraciones: deben aprender que no siempre las cosas salen bien o que por hacer las cosas bien no necesariamente les va a ir bien en todas las ocasiones. Ese es un error frecuente que hasta los adultos comentemos muchas veces, y luego vivimos el mundo o la vida como injusta. Debemos saber que cuando actuamos bien o de la manera correcta es porque nos hace aumentar la posibilidad de éxito, pero el mismo nunca está asegurado. Siempre pueden haber factores externos que no controlamos. Pero lo importante es saberlo y sentirnos bien con haber hecho lo mejor posible con nuestra conducta. Centrarnos en los esfuerzos más que en los resultados.
– Decirles y demostrarles de todas las formas posibles que los amamos y que nuestro amor es incondicional, que no depende de nada.
Lo que sí depende de su conducta es nuestra aceptación o rechazo sobre lo que hacen. Esto sí no es incondicional y lo iremos a corregir todas las veces que sea necesario. Pero su conducta no es su persona, incluso cuando señalemos algún error dejar claro que nos referimos a ella. Por ejemplo: no decirles “ sos un chico egoísta” sino referirse en forma concreta a la acción que nos molestó. Por ej: “No convidaste hoy a tu hermano con la caja de alfajores que compramos”. Hacer estos señalamientos hacen que no se sientan mal con su persona sino que apunten a corregir la conducta.
– Poner límites es parte fundamental de amarlos también. Ir dándoles en forma gradual tareas acorde a su edad, para favorecer la responsabilidad. Si les pedimos cosas que los exceden se van a frustrar sin motivo.
– Pedirles tareas es parte de ir fomentando hábitos saludables ( juntar su ropa, tender la toalla mojada, poner la mesa, ordenar sus cosas, etc) . Que sean reforzados por el placer de poder llevarlos a cabo y colaborar.
– Tratar de que lleven una vida equilibrada. Que haya en ella responsabilidades como el estudio, las tareas de su casa, y también diversión y esparcimiento. Enseñarles a administrar sus tiempos para que puedan realizar todo esto de forma amena y disfrutable. Cuando se cae en un exceso de responsabilidades y no hay espacio de esparcimiento no es sano para el chico, porque ya desde la adolescencia le estamos programando para que sea un adulto estresado. Debemos tratar de que desarrolle en la justa medida todas sus áreas de crecimiento. Todas son importantes.
Ps. Silvia Cardozo
Terapeuta Cognitivo conductual
Email: [email protected]
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