COLUMNISTAS
Cuentas de almacenero
“Dos y dos son cuatro/cuatro y dos son seis/seis y dos son ocho/ y ocho dieciséis…” Las matemáticas están en todo, también en las rondas infantiles, así como en las ciencias donde pretenden ser el lenguaje universal del conocimiento humano. Pero cuando intentamos usar los números para el análisis y la descripción de las relaciones sociales, las cosas se complican.
David Rabinovich, en San José cuando termina abril… Quizá la ‘Economía Política’ sea el mejor ejemplo de las severas limitaciones que presenta la posibilidad de reducir el comportamiento a números. Hija dilecta de la economía política es la política económica, en especial ésa que pretende demostrar de forma irrefutable que la economía se puede reducir a fórmulas matemáticas y que por lo tanto se trata de una ciencia con leyes tan evidentes, verdaderas e inmutables como las de la física. Aunque, ‘todo es relativo’, dijo Einstein.
“Salvemos la libertad, la libertad salvará el resto”, escribió Víctor Hugo (Francia: 26 de febrero de 1802 – 22 de mayo de 1885). También desde la poesía y el lenguaje se puede intentar la comprensión de los fenómenos sociales, entender mejor las relaciones sociales. Por eso, en esa búsqueda de un conocimiento esquivo, se recurre a los números tanto como a las palabras. Aunque para ocultar la esencia de las relaciones en el seno de las sociedades contemporáneas y entre realidades diferentes también se recurre a las palabras y los números…
¿Todos? ¿Juntos? ¿Libertad? Tres palabras que -por su uso- son por lo menos curiosas. Términos con gran prestigio ¿cómo no querer estar ‘todos’ ‘juntos’ y ‘libres’? Los problemas se presentan cuando argumentamos en el sentido de que el interés y conveniencia de unos pocos es el de ‘todas y todos’ (o de ‘todes’, si quieres). Ni hablar cuando la política económica (abusando de la economía política) presenta con ropaje científico semejante afirmación. Los problemas se presentan cuando argumentamos en el sentido de que podemos estar ‘juntos’ para un proyecto político cuando tenemos intereses contrapuestos en aspectos sustanciales de la vida. Los problemas se presentan cuando argumentamos en el sentido de que la ‘libertad’ depende en lo esencial de preservar el derecho de propiedad privada a costa de cualquier otro derecho humano.
El liberalismo nos habla de libertad. Aunque el liberalismo económico extremo suele tener como contrapartida poca tolerancia al liberalismo en lo político y menos en lo cultural.
¿Es lo mismo preguntarse cuánta y qué igualdad es necesaria, que cuestionarse sólo sobre el grado de desigualdad tolerable? Aceptando entonces, la desigualdad como algo natural.
De mi muy breve pasaje por la Universidad, recuerdo un concepto que me resultó impactante en las clases de economía. El excedente económico es la diferencia entre el valor de los bienes y servicios producidos por una comunidad durante un determinado período de tiempo y el valor de la parte de esos bienes y servicios necesarios para el sostenimiento (reproducción) de sus habitantes. …la existencia de ‘excedentes’ es condición para que el bienestar general de los ciudadanos de un país o su número, puedan aumentar. (Wikipedia)
El análisis de ese ‘excedente’ es centro de debates cruciales. Hay muchos libros escritos sobre el tema y en especial sobre algunos aspectos particulares como la forma en que se ‘distribuye’ o ‘es apropiado’ por las elites dominantes. Qué y cómo se produce es otro debate y quizá también el mismo.
Seguir el rastro del excedente económico permite entender mejor –en las sociedades actuales- la relación y el papel de las clases dominantes, las subalternas y las oprimidas: su realidad y sus niveles de conciencia. La filosofía aporta lo suyo para estos múltiples debates. Sartre habla de ‘el ser en sí’ y el ser ‘para sí’ y pensadores como Georg Lukács taplican esa idea al análisis de la conciencia de las clases sociales y las consecuencias que esto tiene en materia de organización y luchas. Esas ideas están en el centro de la dialéctica de la lucha de clases. La mirada más distraída sobre la realidad del mundo no puede desconocer lo crucial que resulta intentar entender las relaciones entre los nacionalismos y las clases. ¿Cómo concebir sin estas ideas el internacionalismo proletario y resignificar su vigencia? ¿A qué apunta la dinámica de las luchas sociales? ¿Se trata de la sustitución de una clase dominante por otra, o de la abolición definitiva de todas las clases?
Puede señalarse, claro, que pensar en los términos precedentes es cosa de otras épocas. Seamos serios y responsables. Como dijo Patricio Aylwin, primer presidente de Chile tras la vuelta a la democracia: “en la medida de lo posible”. Aunque la política sea, para la izquierda, “el arte de hacer posible lo que parece imposible.”
También las elites dominantes apelan a la democracia como ideal, aunque les espante las formas concretas que toma la participación de la plebe en ‘la polis’. Decir ‘’democracia liberal’ sugiere que son posibles otras formas de democracia, democracias no liberales. Si la expresión ‘liberalismo democrático’, supone que caben otras formas de liberalismo, liberalismos no democráticos, con el ‘socialismo democrático’ supongo que suceda algo similar.
-
NECROLÓGICAS1 día atrás
Necrológicas – Abril 2024
-
SOCIEDAD1 día atrás
Falleció “Pachequito” y quedan interrogantes del siniestro
-
SOCIEDAD1 día atrás
Una asistente inesperada en clase
-
POLICIALES2 días atrás
Le robaron el camión cargado de mercadería “por una importante suma”
-
POLICIALES4 horas atrás
Cuatro personas armadas ingresaron a una casa y lesionaron a un joven
-
SOCIEDAD2 días atrás
La planta de Calcar Carmelo “se vende por partes”
-
DEPORTE1 día atrás
El comienzo: Sauce plantó bandera en su futuro complejo deportivo
-
SOCIEDAD2 días atrás
Capilla de Lourdes celebra su 70º aniversario (galería de fotos históricas)