COLUMNISTAS
El churrero de la plaza

La campaña en filas de la oposición parece tener roles bien distintos. Lacale Pou trata de no hacer olas, no pelearse con nadie, mantener un discurso unitario; todo esto porque es el que tiene chances de pasar a una segunda vuelta con Daniel Martínez y necesita estar bien con todos, elogiar todos los programas y no hacer olas. Por otro lado Talvi trata de llamar la atención como sea, porque todo indica que va a salir tercero cómodo: hace propuestas polémicas, desafía a Astori a un debate sobre temas económicos, salta lo más alto que puede para que lo vean. Y cuando hace eso, en más de un momento ha dejado en evidencia que sus propuestas no son más que las que ya conocíamos del Partido Colorado durante los 80 y 90. Lo suyo no es más que un sanguinettismo con el pelo mejor cortado.
Uno de los temas que más atrae al economista Talvi en esta campaña es el de la educación. Ha hecho la propuesta de crear una importante cantidad de liceos nuevos, a la vez que propone reducir el presupuesto. Pero en esa verborragia a veces incontrolable con permanentes elogios al modelo chileno, hace unos días mostró parte de lo que siempre quiso pero no había dicho: que el número de docentes de la Educación Pública es excesivo. Eso dice el candidato colorado Ernesto Talvi. Dijo en un almuerzo de ADM que a pesar de que la matrícula descendió en 50 mil estudiantes menos (debido a cuestiones demográficas), los docentes nuevos son 43 mil. Eso Talvi lo ve como ineficiente, porque él entiende que si hay menos estudiantes, tiene que haber menos docentes.
En la época en que gobernaban blancos y colorados, los Liceos y Escuelas del Uruguay tenían un promedio de 35 estudiantes por grupo, llegando en algunos casos a más de 40 chicos en una sola clase. Cualquiera se da cuenta de cuánto perjudica esto a los adolescentes y niños, mucho más a los que necesitan una atención personalizada. Hoy en 2019, el promedio en los liceos y escuelas públicas es de 28,5 estudiantes por grupo. Esta disminución que era más que necesaria, se logró -entre otras cosas- con una inversión mucho más grande en Educación y con la contratación de más maestros y profesores, porque la única forma de disminuir la cantidad de alumnos por grupo, es aumentando la cantidad de grupos.
De este modo los estudiantes reciben una atención más personalizada y las posibilidades de un buen aprendizaje aumentan notoriamente. Si al señor que vende churros en la plaza le ofrecen una máquina que saca 30 churros en diez minutos, le va a servir mucho más que la que sacaba 20 churros en diez minutos. Pero la educación de nuestros niños y jóvenes no se puede comparar con una máquina de hacer churros. Pensar en ahorrar en puestos de trabajo en la enseñanza, es una muestra del modelo que nos proponen los colorados, manejando la educación pública como si fuera una empresa en la cual todo se mide en eficiencia y productividad. Con el Frente Amplio el presupuesto de la educación pasó de 845 millones a 2100 millones de dólares por año y ese aumento explica -entre otras cosas- que los grupos tengan menos de 30 alumnos.
No podemos -y estoy seguro que no queremos- manejar la educación de nuestros jóvenes con la mentalidad de sacar más churros en menos tiempo. Eso se terminó cuando se fueron los colorados.
José Luis Pittamiglio
Edil Departamental Partido Socialista (FA)

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