COLUMNISTAS
Índices y espacios públicos también hablan de cómo se valora la sociedad

Por David Rabinovich, periodista. San José. En las sociedades actuales es posible distinguir entre espacios privados y públicos con cierta claridad. Los últimos requieren de una infraestructura adecuada, pero lo que realmente define su importancia es su funcionamiento; las actividades que se despliegan en ellos. Si tuviera la capacidad de construir un índice1 para medir el desarrollo local de una comunidad, lo haría en base a los ‘espacios públicos’. Sí. porque no estoy conforme con los que se ofrecen a mi comunidad; son poco representativos de la realidad que percibo.
En general escribo desde el refugio que representa el ‘sagrado inviolable’ de mi hogar, espacio privado por excelencia. El material sobre el que baso observaciones, análisis, conclusiones, proviene de lugares públicos y de la actividad pública. Lugares como la peluquería: un negocio privado, abierto al público.
Un espacio público de propiedad privada y acceso restringido. Una parte importante de los espacios públicos está gestionado por privados y su objetivo es integrarse al ‘mercado’ de consumo de bienes y servicios. Se trata de espacios públicos al servicio de intereses privados.
Advertía Lucía Topolanski que no es lo mismo si la vieja cárcel de San José, ubicada en Artigas y Ciganda – pleno centro de la ciudad – se destina luego de su cierre a Universidad Tecnológica o a Shopping. Vale otro señalamiento: los centros comerciales son espacios públicos al servicio del capital y de los mercados. Los justifica el lucro y si la rentabilidad no es suficiente se cierran y se destina el espacio a otra cosa. Por otra parte, todo centro de estudios es un espacio público. Aunque administrado por privados cumple sus funciones de forma diferente a los que integran Anep, Udelar, Utec… Hay espacios públicos más o menos ‘democráticos’ que responden en diferente medida a los intereses del capital o a los de la sociedad. Toda forma de ‘privatizar’ la educación implica profundos cambios en los espacios públicos, en sus objetivos y funcionamiento. El índice que imagino debería, por ejemplo, reflejar eso con claridad.
Los espacios públicos destinados a las actividades sociales y deportivas son muy importantes para las comunidades, por eso el Ministerio de Obras Públicas ayuda a la construcción, el mantenimiento y las mejoras de clubes, plazas, gimnasios, piscinas… Muchos de estos espacios públicos están administrados por asociaciones civiles privadas. Son clubes deportivos y sociales, que tienen objetivos particulares y actividades que motivan su existencia. En general, se adquiere el compromiso a cambio del apoyo estatal de destinar parte del funcionamiento a actividades de amplia utilidad social. El grado de cumplimiento de estos compromisos también se vería reflejado en el índice al que vengo haciendo referencia.
La sociedad tiene en estos espacios una oportunidad inmejorable para desarrollar prácticas de auto- gestión democrática. La administración de los espacios públicos – me refiero a los que no son mera organización del mercado – deberían contar con una participación decisiva de los usuarios. Esto también lo tendría en cuenta para mi índice de eficiencia democrática en el funcionamiento de los espacios públicos.
No pretendo ser exhaustivo en la propuesta sino dejar planteada una posible línea de análisis que pueda ayudar a mejorar las acciones en los espacios públicos y a optimizar el uso de recursos que ponemos todos para mejor disfrute general de este importante ‘capital social’. Porque no deberían limitarse el uso de estos espacios a pocos ciudadanos bien organizados para captarlos.
Es así que arribo al momento en que me parece necesario mirar con atención el papel de los actores privados, identificar sus intereses y conductas. Analizar el papel absolutamente relevante de los diferentes niveles del gobierno local, determinantes para instrumentar políticas sanas y bien orientadas o para prácticas cuyos objetivos son promover los intereses de los mercados por encima de los sociales.
Como el estado nacional está más distante, las políticas de espacios públicos tienen un contenido local ineludible; la descentralización es insoslayable. El talante democrático, la buena voluntad y las sanas prácticas de administración deben estar presentes y alertas. Nada sustituye, no podría y hay que decirlo, a la participación de la sociedad organizada en la gestión de los espacios públicos que hoy nos ocupan y preocupan.
Una clara y vigorosa política de promoción y desarrollo de los espacios públicos por parte de las autoridades locales es imprescindible. Acá estará, sin dudas, buena parte del puntaje de nuestro índice.
Basta ver las realidades de las actividades sociales y deportivas para saber si en una intendencia se está haciendo bien las cosas en este ámbito. ¿Cómo están las plazas, las calles y los parques? ¿Cómo los balnearios? Pongo un ejemplo: a cargo de UTE por reclamo de la ISJ se construyó una buena infraestructura en Colonia Wilson. Un parque costero destinado al disfrute de la población de una zona amplia del departamento. Un punto atractivo para los que nos visitan. Pero la Intendencia no cumplió su parte y declinó, con argumentos pueriles, hacerse cargo de las infraestructuras. Hasta donde sé, UTE asumió su cuidado pero: ¿el próximo verano asistiremos al show de inauguraciones y anuncios de todas las cosas maravillosas que ahora sí el gobierno local pondrá en marcha?
Piense el lector/a en la importancia para la convivencia de esos a los que llamamos espacios públicos que demasiadas veces, por ser de todos, parecen no ser de nadie.
Un índice es un valor que intenta medir realidades sociales complejas, como la desigualdad por ejemplo. Se ve en el de Gini. Casi que para todo hay un índice que pretende medirlo. Se supone que nos dan una idea certera y por tanto útil de la realidad. Son una suerte de termómetro que nos alerta sobre nuestra temperatura aunque el aparatito no puede cambiarla ni una décima. Sí. Los índices describen – más o menos bien – la realidad pero no la cambian. Qué importante sería que la describieran realmente bien…
Porque un buen índice es la base para buenas políticas y mejores prácticas.
Por último vale señalar que en los espacios públicos se construye una gran parte de eso que llaman ‘capital social’, tan importante a la hora de alcanzar mejores niveles de desarrollo. Más allá de malos indicadores, como el crecimiento medido tradicionalmente por el aumento porcentual del PIB.
1 Indice. Es un valor numérico que expresa la relación estadística entre varias cantidades referentes a un mismo fenómeno. Por ej. El índice de precios al consumo es un indicador de la inflación y del costo de la vida.
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