La fiscal, la ética pública y la hipocresía nacional

Gentileza de Carlos Peláez, Rompkbzas y a emisora La X.uy.

La Fiscalía General de la Nación resolvió ayer ordenar el archivo de la investigación administrativa ordenada el pasado 18 de julio sobre la fiscal de Carmelo, Natalia Charquero.

La investigación estuvo a cargo del también fiscal Ariel Cancela quién es Fiscal Adjunto de Corte, es decir el segundo después de Jorge Díaz. También intervino la Asesoría Letrada. Cancela concluyó que no existe “ningún vinculo de parentesco, afecto, enemistad y de ninguna naturaleza entre la doctora Charquero con (Carlos) Moreira en los términos establecidos en las causas de excusación en un asunto en que se interviene como fiscal”.

A su vez la Asesoría Letrada estableció que en lo formal el archivo de la causa Moreira no merece observaciones y comparte las conclusiones de Cancela. La resolución también recomienda la elaboración de pautas y capacitación de los fiscales sobre el comportamiento en redes sociales y su posible impacto en la institución.

Recordemos que esta investigación interna se resolvió después que publicáramos en Facebook una captura del Twitter de su ex esposo, dónde se la presentaba durante un acto público integrando la comisión asesora en seguridad en el año 2014 del entonces candidato a la presidencia Luis Lacalle Pou. Esa comisión estaba integrada también por el entonces senador Carlos Moreira, que aparece en la misma mesa con Charquero, y a quién se mencionaba como posible Ministro del Interior, si Lacalle hubiera ganado.

En una columna posterior cuestionamos ese vínculo con Moreira, no la pertenencia de Charquero al Partido Nacional porque lo dijimos expresamente que no teníamos ninguna constancia de que hubiera seguido vinculada después de ser nombrada fiscal a mediados del 2019 Aunque también había fotos suyas participando activamente en el acto de lanzamiento de la candidatura de Lacalle Pou en abril del 2019 en las que también expresaba su compromiso partidario.

La fiscal Charquero fue entrevistada por el diario El País que hoy reproduce sus declaraciones. “La versión que manejaron seudoperiodistas no es del todo veraz y se adjudicó a mi persona ciertos hechos que no corresponden ni correspondieron con la realidad”, sostuvo. Y agregó: “Antes fui simpatizante del Partido Nacional, colaboré en lo que podía. En realidad no era yo la que militaba sino mi ex marido, él si se dedicaba a ese rubro, aunque lo acompañé a mitines nacionalistas. Yo nunca tuve un cargo político. En relación a la foto que la muestran con Moreira afirmó que “en ese entonces tenía 26 años y no sabía quién era. Entendí que no debía excusarme en el caso por eso”.

Luego dijo sentirse devastada por el escarnio público que vivió y amenazó con tomar medidas contra quienes publicaron fotos con sus hijos que, aclaramos, no fuimos nosotros.

Pues vamos por partes. Ni se nos ocurre cuestionar la resolución de la Fiscalía de Corte. En todo caso si recordaremos que a causa de esa investigación legisladores de Cabildo Abierto reclamaron por carta al presidente la destitución del Fiscal de Corte Jorge Díaz y hasta amenazaron con abandonar la coalición de gobierno. Dirigentes blancos y colorados también cuestionaron la decisión de Diaz y hasta se presentó un proyecto de ley para modificar la integración de la fiscalía, sustituyéndola por un colegiado.

Y la verdad, todo esto me pareció mucho por tan poco.

Las declaraciones de la fiscal Charquero a El País son sorprendentes. Las fotos que la mostraban junto a Moreira no fueron robadas ni hackeadas, las publicó su entonces marido. Luego que diga que entonces 26 años…..vamos señora….a esa edad ya cruzaba la calle sola.

Le puedo creer relativamente que no supiera quién era Moreira, aunque eso la mostraba como una persona muy poco informada, porque el entonces senador tenía una muy visible actividad pública, por ejemplo con el caso Pluna.

Dice que nunca tuvo un cargo político. Seguro se referirá al Estado, porque en su partido si lo tuvo como integrante de la comisión asesora en seguridad, según lo muestran diversas publicaciones de la lista 404 que ella integraba. Pero además con esa declaración deja mal parado a su propio partido. No resulta creíble que para un asunto como la seguridad, que en el 2014 era un tema central de la campaña blanca se nombrara a una desconocida militante de a pie, como ella sostiene.

Supongamos que entonces no sabía quién era Moreira. Pero seis años después más que debía conocerlo.

La fiscal Charquero quiere hoy explicar lo inexplicable.

Su intervención en el caso Moreira y las posteriores repercusiones se resolvían con simpleza. O sea: dando aviso a su superior o dejando constancia en el expediente sobre ese vínculo pasado. De hecho, son muchos los jueces o fiscales que ante una circunstancia similar lo hacen o han hecho. Y punto. Todo lo que ella entienda al respecto no tiene valor, porque las normas éticas establecidas por Fiscalía y la ley no valen sólo para fiscales.

También están para dar garantías a denunciados y denunciantes. Y acá hubo una parte a la que no se consideró.

Y voy a un punto que no me parece menor. Desde hace muchos años todos los miembros de la sociedad usan una doble vara para medir acciones ajenas. Y esa doble vara se aplica por razones políticas o de simpatías, pocas veces ajustada a la verdad de los hechos. Esa doble vara está liquidando la credibilidad en nuestras instituciones. Hubo actores políticos que defendieron a Charquero, pero apoyaron la casi destitución de la jueza Mariana Mota, cuya única falta fue estar caminando por una vereda mientras por la calle pasaba una marcha por los DD.HH.

Hubo quienes lapidaron a Moreira calificándolo como un viejo verde acosador sexual, pero hoy callan ante las denuncias de decenas de estudiantes de medicina contra algunos de sus docentes o de médicas contra otros médicos.

Más me sorprendí cuando hoy oí a algunos colegas afirmar que “esto lo sabíamos todos”. Es cierto, las series sobre médicos se detienen en mostrar los amoríos o situaciones sexuales que se viven en los hospitales. Anoche algunas médicas con las que hablé me contaron los problemas que muchas sufrieron en la relación, sobre todo, con superiores.

En un programa televisivo una cirujana relató haber sido violada por varios médicos durante un congreso realizado en Colonia. Pero resulta que una médica me contó que otra violación masiva había ocurrido años antes en Salto. Pero nunca nadie dijo nada.

Los abusadores existían porque se sentían impunes y porque hasta no hace mucho tiempo las mujeres carecían de herramientas para defenderse. Pero hoy algunos abusadores existen porque el sistema los protege.

Obtener favores sexuales a cambio de un cargo público, de una pauta publicitaria o de un favor empresarial, también ha sido asunto frecuente en el sistema político. Hubo hasta un presidente involucrado y denunciado por una periodista, pero no tuvo mayor eco.

Si ustedes se tomaran el trabajo de leer las acusaciones realizadas por la edila blanca de Colonia contra el entonces intendente Moreira, entenderán las situaciones de acoso que vivió.

¿Si le creemos a la médica que denunció el abuso por qué no deberíamos creerle a la edila?

Ahora resulta que “muchos ” sabían que en algunos boliches nocturnos, sobre todo de Punta del Este, se prostituían menores de edad. Pero tuvo que aparecer una valiente fiscal para probarlo.

Resulta que “muchos ” sabían que estudiantes de Facultad y médicas eran acosadas por docentes y superiores. Pero algunas tuvieron que poner la cara para que les creyéramos Resulta que “muchos” saben que hay políticos que son abusadores sexuales.

Pero los siguen votando. Eso es hipocresía.