COLUMNISTAS
La inseguridad, las firmas y el auge del Populismo Penal
El aumento de los delitos, demostrado en las más recientes estadísticas, es un flagelo que naturalmente nos entristece. Y cada vez que alguien sufre sus consecuencias, a mí, más que como frenteamplista, como ciudadano de este hermoso país, me genera una sensación desoladora. Decía Zitarrosa que por más fuerte que sea, cualquier persona “…al ver el dolor del otro, se ablanda aunque sea un momento, para mí no hay sufrimiento más grande que el de nosotros”. Un sentimiento que supongo, nos debe embargar a todos, pero lo aclaro porque indudablemente se ha promovido la idea, injusta, irresponsable y exageradamente oportunista, de que el combate a la inseguridad ha sido un tema secundario o meramente accidental para el Frente Amplio. Como si nos diera lo mismo.
Y aún reconociendo que se han cometido errores, y sin suscribir cual si fuera un fanático todo lo que lleva adelante el Ministerio del Interior, esa apreciación, además de equivocada, dinamita todos los puentes para la solución de un problema de endiablada complejidad que nos golpea sin preguntar a quien vamos a votar en la próxima elección.
La creación del Plan de Alta Dedicación Operativa (PADO), la extensión del programa de tobilleras electrónicas en los casos de violencia doméstica a todo el país, la reestructura policial, la incorporación de tecnología, la profesionalización de la labor y el significativo aumento del salario policial son sólo pequeñísimas muestras de que se están haciendo muchas cosas.
Por supuesto que no todas las medidas han sido eficaces ni todas han logrado los objetivos asumidos. Eso no está en discusión. Sin embargo, para dar comienzo a un debate integral, profundo y fraterno, resulta fundamental admitir con sensatez, aún en la legítima controversia e incluso discrepando en todo, la seria preocupación de los últimos gobiernos respecto de este tema.
Bajo este contexto ha surgido una campaña que impulsa, ejerciendo derechos técnicamente incuestionables, un plebiscito para reformar la Constitución de la República.
La han denominado “VIVIR SIN MIEDO”. Y con total sinceridad, sin fundamentalismos, admitiendo la diversidad de ideas y desde el respeto personal a sus promotores, en momentos en que las mediciones muestran que la inseguridad supone la mayor preocupación nacional, fomentar una campaña de recolección de firmas promoviendo el agravamiento de penas o la creación de una guardia militar, me suena – por el método y no tanto por el contenido – a demagogia pura.
Esto no es nuevo ni es un invento nacional. Hay una parte del sistema político latinoamericano que históricamente ha optado por el camino fácil de la propuesta conforme a reacciones entendibles pero irracionales de ciudadanos que, legítimamente atemorizados por el fenómeno de la inseguridad con el que convive a diario y en tiempo real a través de los medios masivos de comunicación o redes sociales, no cesan en la tarea de solicitar aumentos de penas, endurecimiento de los castigos, construcción de cárceles, más fuertes y alejadas de las ciudades. Una conducta simplista que sin mostrar evidencias claras en cuanto al resultado de lo que propone, adquiere auge en un mundo cada día más globalizado y que ha sido denominado “populismo penal”.
La política criminal para el combate a un problema de tanta intensidad no se conquista con eslóganes bonitos ni con espejitos de colores. Tampoco se soluciona reclamando barbarie cuando ocurre otra barbarie ni confundiendo justicia con venganza, sino que exige amplísimos acuerdos que pongan la supervivencia por encima de las banderas partidarias. Eso no concretará durante una campaña electoral que augura varios promotores del discurso – tan efectivo como populista – del endurecimiento del sistema penal para acabar mágicamente con el delito, casi del viernes para el lunes. Mucho menos se concretará si no asumimos un debate sobre una base de fidelidad con la verdad, que además de oír todas las voces sin prejuicios, no se ponga lentes de aumento delante los ojos para ver lo malo ni se los saque para ver lo bueno.
Yo quiero vivir sin miedo. Sin miedo a que nos transformemos en una sociedad con un sistema político tan mezquino y calculador que utilice los trágicos y dolorosos desenlaces de la inseguridad como botines de guerra con tal de obtener un rédito electoral. Y si la cura a ese miedo fuera firmar algún papel, lo haría con todo gusto. Pero, lamentablemente, para estas cuestiones, no creo en los milagros.
José Manuel ARENAS DÍAZ
jose4190@gmail.com
Nueva Helvecia – Colonia
Partido Socialista 90 – Frente Amplio
-
NECROLÓGICAS4 días atrás
Necrológicas – Setiembre 2024
-
POLÍTICA3 días atrás
Operación militar con explosiones en la ex VW de Palmira
-
Sin categoría6 días atrás
Lanzamiento de la Fiesta de la Primavera de Nueva Palmira
-
CULTURA3 días atrás
Nuevo grupo de danzas: Flor de Ceibo
-
POLICIALES6 días atrás
Policía se quitó la vida en Montevideo
-
POLICIALES6 días atrás
Uno a la cárcel y dos con libertad a prueba por robar leña
-
SOCIEDAD5 días atrás
El humo de Brasil está entre nosotros.
-
POLICIALES6 días atrás
Personas en moto arrebataron carteras a mujeres en Nueva Palmira