COLUMNISTAS
¿La vejez, es solo biología? (II) Biología y más… una mirada multifocal e integral del proceso de vida

Por Celia Vence. En el mes de la vejez, está muy bueno continuar con las diversas versiones, visiones y conceptualizaciones históricas sobre esta etapa de la vida.
Al tomarse el envejecimiento como un proceso común a todos los seres vivos, donde los cambios biológicos –disminución de la regeneración muscular, el pelo blanquea, la piel se arruga, las esclerosis articulares producen trastornos en la locomoción y autonomías, el esqueleto sufre osteoporosis, las venas pierden elasticidad, la presbicia es generalizada entre viejos/as disminuyendo la vista, hay sordera-, van acompañados con cambios en lo psicológico, sentimental y cultural –la memoria tiene cambios, la sensibilidad a estar o quedar solo/a produce trastornos del sueño, miedos, incertidumbres-, siendo la psicología fundamental para transitar lo mejor posible y con calidad, este camino de la vejez.
Previo, veremos ejemplos del proceso de atención a la vejez históricos:
– El biólogo Yerkes y su equipo, enseñaron a un chimpancé joven a obtener bananas con ciertos dispositivos y ninguno del grupo lo imitó. Hicieron lo mismo con uno adulto y el resto lo observó e imitó. En todos los clanes el macho viejo tiene un papel de dominio respecto a los jóvenes y las hembras. Y en determinadas colectividades, se venera al jefe casi como una divinidad. No obstante, cualquiera sea el contexto hay una dualidad sobre la vejez, en términos sociales esencialmente, que conlleva una “degradación” a la que el mismo individuo teme y a su vez, la vejez de los otros inspira también cierta repulsión.
– El gran templo de Isé, fue reedificado 59 veces, cada 20 o más años, desde que fue construido por la emperatriz Jito, allá por el año 700. Reedificar el templo significó impedir que el tiempo debilite ese lugar, que no envejezca.
– También en Italia, Francia y España, el cuarto domingo de cuaresma se hacía el “aserramiento de la vieja”, en el cual se fingía aserrar en dos a una vieja, siendo el -último rito registrado en Padua, por 1750. En otros casos se quemaban maniquíes de ancianos, la vejez era detestable.
– Apoyándonos en trabajos antiguos etnológicos –a veces inciertos o incompletos-, por aproximaciones, podemos decir que hay distancias entre los mitos y las realidades, siendo las contradicciones moneda corriente. Mientras en la antigüedad solían representar a los dioses como grandes ancianos llenos de vigor y sabiduría; o entre los hopis, una vieja mujer araña es la inventora del artesanado, tenemos escribientes de la época que expresaron esto sobre los Sakha, del norte de Siberia: “incluso en casas acomodadas he visto esqueletos vivientes, arrugados, semidesnudos, escondiéndose en los rincones” o haber escuchado: “nos dejan morir lentamente en un rincón, de frio, de hambre, no como hombres sino como animales”. Muchos ejemplos, otro categórico es el del amigo de Dickens, el escritor inglés Landor contó de una visita a una cabaña en 1893: “al acercarme descubrí una masa de pelos blancos y dos garras, casi como delgados pies humanos con largas uñas ganchudas”, “…no era maltratada ni cuidada, era un objeto arrumbado”.
– Por 1950 de la selva boliviana, el naturista y médico Holmberg decía que le llama la atención en un desplazamiento colectivo que “una vieja que estaba acostada en una hamaca, enferma, demasiado mal para hablar. Le pregunté al jefe de la aldea que iban a hacer con ella y me mandó a preguntarle al marido, que me dijo que la dejarían allí…”
Mas, no todo es desazón en el tiempo
Muchas sociedades han respetado y respetan a las gentes de edad, cada familia posee vínculos estrechos entre sus miembros. “abuelo/a” son términos de amistad.
Los ojibwas del norte demuestran ternura entre los miembros de la comunidad y los ancianos no son maltratados. Los indios matacos y tobas del Gran Chaco, tenían como jefes, hombres de edad, aunque su poder es más nominal que real. El viejo tiene influencia sobre todo por el carácter sagrado que le da la edad. Como la subsistencia es fácil en esos lares, estos grupos tribales tienen tiempo para la vida religiosa y los viejos la dirigen.
Existen sociedades prósperas y equilibradas en que la edad no es ni una decadencia ni una fuente de prestigio. Por ejemplo, los Incas, civilización arcaica, es una de las que se conocen mejor y es verdad que tenían una organización social notablemente desarrollada. Los hombres pasaban buena parte del tiempo en guerra, pero también eran agricultores notables, cultivadores en terraza, abonaban el suelo con guano, domesticaron la llama y la alpaca, conservaban los granos en depósitos. Explotaban minas de oro, plata, plomo y mercurio; realizaban obras hidráulicas, canales y exclusas. Construyeron villas, palacios y templos, fueron artesanos del oro y la plata.
En este contexto, una persona que alcanzara los 50 años, a los hombres no se les exigía estar en el servicio militar ni realizar tareas penosas, conservando su autoridad en la familia. Y las mujeres a partir de esa edad, se dedicaban al tejido comunitario y eran jefas de las tareas domésticas de las casas ricas. Incluso en edad avanzada, realizaban cultivos, criaban aves, hacían cuerdas, sin dejar de estar activos/as. En general, los hombres de edad eran temidos, honrados y obedecidos, podían aconsejar, enseñar, predicar el bien, ayudar en los servicios a dios.
En otra parte alejada del planeta, en Bali, también se respetaba a los viejos, llegando a edades extremas, gracias al cuidado que se les dispensaba, el respeto y el estar socialmente activos/as; no se encorvaban ni se ponían torpes, no dejaban de trabajar, a no ser que tuvieran o adquirieran una discapacidad severa, pues pensaban que el ocio es peligroso para la salud física y mental. Los hombres mayores son médicos, narradores, enseñan poesía y arte o dirigen asociaciones de la aldea o ceremonias religiosas y cuando son muy viejitos y ya no tienen dientes, igual se los trata bien, se considera que están cerca de los niños pequeños.
En las sociedades aún más avanzada, la influencia de las gentes de edad disminuye según pasan los años, son menos místicas, no creen en la magia y estas sociedades conocen la escritura. El desarrollo del accionar histórico respecto a los mayores es muy diverso aún en los pueblos de avanzada, donde en algunos, los dejan morir, los abandonan, le otorgan lo mínimo para vivir, y en otros, les garantizan un fin decoroso, los honran o les rodean de bienes para que se despidan de la vida en buenas condiciones.
Lamentablemente hoy, en pleno siglo XXI, con tanta tecnología, inteligencia artificial, riqueza y tantas cosas más, se ven réplicas como las sucedidas en la antigüedad, tan crueles y devastadoras como entonces, habiendo atisbos de considerar más y mejor a los/las ancianas, en un mundo donde en muchas comunidades, incluyendo Uruguay, las poblaciones se están envejeciendo. La vejez parece seguir siendo etapa de discriminación, aislamiento, maltrato. Toda la sociedad deberá volcar la historia un poco más a favor de los viejos y viejas, los que deben tener una participación activa en la casa, en la sociedad, en el territorio que habita.

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