Hace algunos años, el Día de la Mujer se celebraba con un gesto de caballerosidad regalándole a las damas alguna flor u otro obsequio.
Algunos años más tarde, en nuestro país no se celebra; se conmemora y reivindican los derechos, los roles y la vida de la mujer.
Este 8 de marzo no fue distinto a varios días del 2018. Amanecimos con el anuncio de un nuevo feminicidio. Hecho, éste y los varios que han ocurrido en lo que va del año, que justifican la lucha, las marchas, la pelea cotidiana por cambiar la sociedad para buscar la tan mentada igualdad entre hombres y mujeres.
Año tras año, mujeres y hombres, se vuelcan a las calles en las diferentes ciudades del país para caminar gritando silenciosamente ¡Basta!, pidiendo justicia, asumiendo responsabilidades y queriendo vivir en paz.
Esta lucha, que sin dudas es acumulativa, viene desde el principio de la historia, y se hace carne en cada una, en cada uno de los que hacemos de la militancia por la igualdad, una bandera cotidiana. La sociedad se organiza y marcha, pero es el Estado quien debe dar garantías, velar por más derechos para más mujeres, creer que otro país es posible y construirlo.
Colonia Valdense marchó y me acerqué a acompañar. Niñas, jóvenes, mujeres adultas y algunos pocos hombres marchamos por las calles de la ciudad con diversas consignas. Fue un día precioso y Marta se disponía entregarnos girones de colores para embellecerlo aún más.
Pero en el ambiente sobrevolaba algo que no era auspicioso. Esas mujeres, su lucha, su resistencia y la pelea cotidiana necesitaban una señal que no tuvieron. El Municipio de Colonia Valdense no apoyó la actividad; una institución del Estado le dio la espalda a toda esa gente que se movilizaba por justicia y contra la desigualdad.
El debate político dentro del Municipio, llevó a que 3 concejales del Partido Nacional (de los 5 miembros que tiene el Concejo), votaran en contra de dar apoyo a la marcha.
Pero hay que aclarar. Se opusieron dos mujeres: María Espinosa y Laura Buffoni y un hombre: Andrés Malan; mientras que la Alcaldesa Analí Bentancur y la única concejal frenteamplista Juanita Bertinat votaron a favor y trabajaron activamente para que la marcha se realizara.
¡Vaya gesto político el de la alcaldesa! Con la oposición de los demás miembros de su partido, tomó una postura que, lejos de cualquier rédito electoral, priorizó la movilización social y colectiva; al igual que la Concejal Bertinat.
Esto marca dos cosas. Primero, el apoyo institucional no es imprescindible, sí necesario. El Estado debe estar presente. Y segundo, la marcha fue la mejor respuesta a esta situación. Las mujeres de a pie rompieron con el conservadurismo institucional, con los mezquinos cálculos de réditos políticos partidarios, con los razonamientos ortodoxos que rascándolos un poquito esconden el machismo y el patriarcado enquistado culturalmente en la sociedad y, por lógica, en esos ámbitos.
El General del Pueblo dijo que “Nada debemos esperar sino de nosotros mismos” y esa es la luz que debe guiarnos como sociedad en la búsqueda de mayor equidad. Nada cambia sino empezamos a cambiar cada varón y cada mujer. El micro machismo, el chiste fácil, los piropos cómicos, la intransigencia y la intolerancia encabezan la lista de los muchos aspectos que debemos revertir.
Por eso, esta lucha es mucho más que un resultado político administrativo de 3 contra 2 en una habitación institucional. La lucha es en la calle, con todas y todos. En este camino se le va la vida a la sociedad y principalmente a las mujeres que las están matando de a una.
Lo triste es que algunos representantes no estén a la altura de las circunstancias y olvidan que sin representados, no hay representantes.
La tarea colectiva continúa, resta mucho por sensibilizar, concientizar y sumar gente a esta marcha que debe ser con todos y todas, o no es.
Colonia Valdense marchó y puso la vara alta en la necesaria desconstrucción cultural que debemos generar.