COLUMNISTAS
Violencia en la infancia; un compromiso de todos

“El bienestar infantil no es nunca un regalo…sino
el resultado de la acción de toda una comunidad”
Jorge Barudy (citado en CIPIAV, 2015)
Pensar en la niñez como una etapa de aprendizaje, descubrimiento, creatividad, disfrute, inocencia, con adultos que sostienen, protegen, brindan afecto y buen trato, es un ideal en el cual nos gusta creer. Lamentablemente, no siempre sucede que los niños crezcan en estas circunstancias.
En nuestro país desde el año 2007 funciona el Sistema Integral de Protección a la Infancia y a la Adolescencia contra la Violencia (SIPIAV), fue creado por el Estado para abordar la problemática de la violencia hacia niñas, niños y adolescentes. Los informes anuales además de brindar datos destacados, aportan en el diseño de políticas para combatir la problemática. Durante el año 2017, SIPIAV registra 3.155 situaciones de violencia en todo el país. Es la mayor cifra en los últimos 7 años. Esto no indica precisamente que haya más casos de violencia, sino que puede estar exponiendo, entre otras cosas, una mayor concientización. Asimismo la cifra es alarmante.
Ahora bien, la escuela es una de las instituciones donde pueden detectarse con mayor frecuencia situaciones de violencia. Según datos extraídos de SIPIAV, entre los 4 a 12 años es la edad es donde más situaciones de violencia se registran, es decir, se trata de niños que deberían estar escolarizados. Ahora cabe preguntarse si los maestros y los equipos interdisciplinarios que trabajan con los niños, tienen las herramientas y están preparados, mental y emocionalmente para abordar y si estos reciben el apoyo, ya sea del Estado o de otras instituciones para sobrellevar la problemática.
Para terminar con la violencia contra niñas, niños y adolescentes no es suficiente leyes que castiguen al agresor, sino que implica un cambio profundo en la mentalidad de toda la sociedad. Algunas formas de violencias están naturalizadas de un modo tal, que no se logra distinguir su naturaleza violenta y las consecuencias que pueden conllevar. El pensar que esto ocurre en el interior de un hogar y por tanto implica un problema de los padres o la familia, es pensar la problemática desde un punto simplista e individualista. Como sociedad exhibimos, enseñamos y repetimos modelos de violencia, erradicarlos comprende la responsabilidad de todos. No se trata de identificar culpables, sino, de posicionarnos desde el compromiso y responsabilidad para con el otro. ¿Por qué? Porque es un individuo, sin importar si es familiar, amigo, vecino o completamente desconocido, sino por su condición de sujeto de derecho y por nuestra naturaleza social que podemos tomar cartas en el asunto.
Por último, no cabe duda, nos falta mucho como sociedad para erradicar la violencia, asimismo poder visibilizarla, quitarnos la venda de los ojos y reconocer la problemática, es un paso grande en un camino que construimos entre todos para que las niñas, niños y adolescentes puedan vivir sin violencia.
Belén Espíndola
Licenciada en Psicología
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