CULTURA
Ana Prada sin la guitarra a cuestas y con las valijas guardadas
La cantautora sanducera, que vivía de escenario en escenario en Argentina, resto de Latinoamérica y Uruguay, hoy está en su chacra de Canelones, con su “guitarra, un cuaderno y diccionario de antónimos y sinónimos, componiendo con la incertidumbre de no saber cuándo podrá volver a los shows. Este largo tiempo de silencios, como a muchos músicos, la tiene “inevitablemente un poco triste, un poco deprimida”, dijo a EL ECO.
Ana Prada se define como una autora y cantante de “música folclórica latinoamericana, principalmente rioplatense, donde aparece mucho lo contemporáneo”. A pesar de tener su banda no suele dejar de lado la guitarra en los shows. Prima hermana de Diego Drexler comenzó su carrera musical en 1994 “como una especie de juego familiar”, después tuvo varias temporadas con Ruben Rada, pasó al “cuarteto vocal ‘La Otra’ hasta el 2008 o 2009”, y luego “comencé mi carrera como solista”.
De su Paysandú natal fue a estudiar psicología a Montevideo, realizó la carrera, pero la música la pudo, y con su guitarra al hombro y armando y desarmando valijas, ha sido el centro por muchos años de escenarios muy diversos, compartiendo temas y shows con Rada, Fernando Cabrera, Jorge Drexler, León Gieco, y Teresa Parodi, entre otros.
Éste es un tiempo diferente. Está más concentrada, “disfrutando”, la crianza de su hijo Hugo (3 años de edad), mientras su pareja desde hace años, también cantautora, Pata Kramer, trabaja en Cultura de la Intendencia. “El techo y el plato de comida no nos falta”, dijo a EL ECO. Y seguidamente agregó: “la vida de los artistas independientes es muy difícil en estos tiempos”.
“En el 2020 toqué por última vez el 14 de marzo en Argentina, el 15 tenía una actuación en Paysandú y el 17 viajaba al 25 aniversario de un festival en Cataluña (España) que se hacía el 20. Se cayó todo, ni siquiera pude recuperar los pasajes. Era muy difícil reclamar cuando la realidad era que se estaba muriendo gente por la pandemia, y la economía había cambiado”.
La realidad es que “los artistas estamos muy complicados. De pronto hay grandes músicos que tienen años de trayectoria y un buen derecho de autor por sus canciones, están también los que cuentan con otro trabajo. Hay miles de situaciones diferentes. En mi caso trabajaba mucho en Argentina y para mí fue horrible. Yo vivía con la guitarra al hombro y la valija a cuestas, sacaba la ropa, la lavaba la volvía a poner y salía de viaje” Y recordó que sólo paró cuando el embarazo y nació “Hugo; a los tres meses volví a los shows con Hugo en los camarines o en el escenario. A veces me quejaba de tantos show” y ahora valoro cuán hermoso era todo eso. El parate es muy fuerte”.
En la quietud por la pandemia “entra a jugar otro gran problema: lo psicológico, lo emocional, los cambios abruptos de la forma de vida. Es muy angustiante”.
Si bien al trabajar su pareja tienen un ingreso fijo, reconoció que “como nadie se la vio venir no nos dio tiempo para decir vamos a juntar porque después se viene la mala, uno va haciendo la vida y gastando en razón de las perspectivas de trabajo que se va teniendo”.
En marzo de este año lanzó un nuevo disco ‘8 para el 8 M’ que refiere al feminismo, con un sonido rockero o electropop. Y en marzo también logró viajar a Argentina y hacer un show junto a Teresa Parodi, “a quien adoro” y con quien comparte desde hace unos años escenarios y temas en discos. “Fue difícil poder organizar todo, lograr viajar, y todavía no hemos cobrado”.
Las contradicciones
La pandemia ha sido muy despareja en las actividades, pero siento como un sentimiento de injusticia, porque los shopping no cerraron y se producen aglomeraciones. Vivimos cerca de la ruta 11 y la interbalnearia los fines de semana parece enero por la cantidad de autos que pasan. Algunas cosas se detuvieron y otras no, eso es lo injusto. Hay gente que no puede parar de trabajar porque significa su plato de comida diario, pero debería haberse instrumentado algo, un buen subsidio desde el sistema político, el Estado. Hubo una manifestación de artistas independientes (lunes frente a la Torre Ejecutiva) a la cual adhiero totalmente. Es muy duro para los trabajadores de la cultura, no sólo para los 4 o 5 conocidos que a todos se nos vienen a la cabeza, y justamente esos tienen un poco más de espalda. Estoy desesperada sí por una cantidad de gente, trabajadores de la cultura. El interior vive mucho de la cultura, del que está en el escenario como el que vende tortas fritas”.
Considera que deberían haberse parado todo para lograr dominar los contagios de Covid, y después ir retomando las actividades, y no lo “injusto” que se está viviendo donde “parece que se castigara todo lo cultural”
Romper silencios
En estos tiempos es como “inevitable no estar un poco triste, un poco deprimida, porque la música es como tu esencia, tu forma de ser, nos nutrimos de la comunicación con el público, de esa adrenalina de salir de gira, subir a un escenario, encontrarte con amigos, con tu gente. Realmente cuando te falta lo valorás. Lo que rescato como bueno es que puedo estar mucho tiempo con mi hijo, Hugo, que está creciendo, lo pude acompañar más que antes. Trato de ver lo positivo como para encontrar una lucecita en toda esta oscuridad que estamos viviendo”.
Y esa “lucecita” la llevó también a “agarrar una guitarra que tenía abandonada, le cambié las cuerdas, para que me regale alguna canción esta madera vieja y preciosa. En este momento tengo la guitarra, un cuaderno y un diccionario de antónimos y sinónimos que es una herramienta para todos” al momento de escribir.
“Estoy componiendo aunque también es difícil por la incertidumbre. Aprovecho para leer, es un refugio muy grande para mí. Nutrirme. Estoy trabajando en un nuevo disco, me digo mañana voy al estudio a grabar y no sé si puedo porque hay otra gente, músicos que son docentes o están en otros trabajos, y puedo contagiar o contagiarme” (tiene las dos vacunas). Y trajo a colación su familia. “Mi padre vive en Paysandú y hace un año que no lo veo y no podré ir hasta que él tenga las dos dosis de la vacuna. No estoy en los cumpleaños de mis sobrinos… Es mucho lo que se pierde, y no hay directivas claras sobre lo que se puede o no hacer, entonces si se sale a una le genera como un sentimiento de culpa”.
Tampoco se puede planificar mucho “porque no sabemos qué va a pasar en Uruguay, en Argentina. Personalmente sigo planificando, hablando con mis músicos, tenemos ideas, y vamos como apuntalándonos entre todos, como tirar una soga para ir saliendo del pozo porque estamos todos muy tristes”.
No sólo se padece la ausencia del público sino de “ir también a disfrutar de un concierto. Habría que generar una forma de manifestarnos, sin necesidad de movilizarse, generar una movida los fans, expresar la necesidad de ir a un show, la necesidad de la actividad cultural”.
Volver…
Como a Valeria Lima le preguntamos cuál sería la primera canción que cantaría cuando retorne a los shows, suspiró profundamente e hizo un silencio prolongado. “Lo primero que se me viene a la mente -dijo- es ‘Sobreviviendo’ de Víctor Heredia o ‘Cantando como la cigarra’. Y cantó una estrofa, fue un impensado regalo para el equipo de EL ECO.
“También en pandemia compuse una canción que habla de otras maneras de mirar, de querer, de sentir, porque en este tiempo hemos aprendido otras formas de estar cerca, de comunicarnos, y de seguir adelante que es por medio de la virtualidad, frente a una camarita. En una parte de la canción digo te veo igual y cuánto has cambiado y te veo igual a pesar que estamos lejos, no te preocupes, te veo, es como un juego de palabras”.
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