CULTURA
Cuentito breve de amor extenso

Por el escritor Marciano Durán
Desde acá escucho que se cierra la puerta de calle.
Ahora pasan llave desde afuera.
No necesito mucha imaginación para saber que es él que sale otra vez.
Es la segunda vez que lo hace en lo que va del día.
Me levanto sin prisa para confirmarlo; cierta ingenuidad que guardo en algún espacio de mi corazón me regala trocitos de esperanza.
Miro por la ventana y sí, es él que vuelve a subir al auto.
¿Que si me hubiera gustado acompañarlo?
Claro. Pero faltó la invitación y, si él no me lo plantea, prefiero hacer de cuenta que no me enteré.
Es un buen recurso para no recibir respuestas que no quiero recibir.
No me enteré. Punto.
Y si no me entero… no sucede.
Cuando salió más temprano tampoco me avisó, pero yo he aprendido a no medir su amor utilizando las mañanas de otoño que nos desencuentran.
Otros días vendrán, como otros tantos pasaron, y yo seguiré sin atar mi felicidad a sus convites.
Anoche volví a soñar con las tardecitas de verano caminando junto al arroyo, y con las mañanas de invierno en las que el viento nos pegaba fuerte en la cara.
¿Cuántas cosas mejores que esas me pueden pasar?
¿Cuánta vida mejor que esa se me puede venir encima?
Recuerdo los rostros de las personas que nos cruzábamos en el camino. Recuerdo el susurro de los comentarios que hacían sobre nosotros.
Lo recuerdo como si hubiera sido ayer.
¿Y si esta vez no vuelve?
Está bien… había prometido no hacerme más esa pregunta.
Porque al hacérmela, la duda me vuelve a sacudir y, sin quererlo, me oigo plantearme la posibilidad de un no-retorno. Vuelvo a reconocer en mi soledad el riesgo de que esa puerta no vuelva a abrirse desde afuera.
¡Ese es el motor de su auto. Lo distingo entre mil!
Y esos son sus pasos que se acercan. Puedo identificarlos en medio de una
manifestación.
Esa es la llave en mi puerta. Esa es mi puerta que se abre y ese es mi corazón que
lo confirma.
Tal vez me traiga un collar o algún otro regalo.
En menos de un minuto vendrá hasta donde estoy, me acariciará y seguramente me
invitará a caminar con él.
Soy feliz.
Soy feliz de acompañarlo, soy feliz de esperarlo e incluso soy feliz hasta de poner
en duda sus retornos.
Porque —en el fondo— yo sé bien que siempre volverá.
Por eso ladro tanto.
Es de felicidad.

-
NECROLÓGICAS10 horas atrás
Necrológicas – Junio 2025
-
SERVICIOS1 día atrás
Vico ganó 5 premios en Axion Palmira
-
POLICIALES1 día atrás
Condenado a dormir en la cárcel por acostarse en una casa sin autorización en Colonia
-
SOCIEDAD11 horas atrás
El tremendo anuncio de un grande de la ciencia: “hoy me encuentro luchando por mi vida”
-
POLICIALES1 día atrás
Persona condenada por drogas en el departamento de Colonia
-
COLUMNISTAS2 días atrás
Que la vulgaridad no triunfe
-
SOCIEDAD1 día atrás
Exitoso traslado de órganos de Rocha a Montevideo
-
COLUMNISTAS2 días atrás
Armas no letales para evitar muertes