Duro el hombre para entender el fútbol uruguayo

Por el escritor Marciano Durán, columnista de EL ECO. Un amigo extranjero quería saber cómo están armados los campeonatos en este país.

-Acá jugamos dos campeonatos importantes- le dije.
Hay dos copas en juego: una se llama “Ganale al Grande aunque desciendas”, y la otra se llama “Clási

– ¿Clasifican a alguna copa? -preguntó el extranjero.

-No, no clasifican a ninguna copa. El campeonato “Ganale al Grande aunque desciendas” lo juegan 14 equipos a los que nosotros llamamos “Chicos” que le tienen que ganar a dos equipos a los que llamamos “Grandes”

-¡Ah! ¿Y si le ganan?

-Bueno, eso les da derecho a mantener al técnico, contratar jugadores, ampliar una tribuna y los dirigentes pueden postularse como ediles, concejales e incluso como alcaldes.
Los Chicos juegan con los jugadores que les prestan los Grandes para que les ganen.
Los Chicos que consiguen ganarles siguen de largo y clasifican para las Copas Internacionales, allí se gastan todo su presupuesto, y cuando vuelven juegan unos meses en la A y se van enseguida a la B, donde pelean para no ir a la C, hasta que le venden un jugador a un Grande. Entra plata, ganan otra vez y con la fuerza que traen suben a la A y en el mismo año clasifican a una copa donde se gastan todo y van a parar a la B hasta que le venden un jugador a un cuadro Grande y después se los prestan para que puedan ganarles, el tipo hace el gol del triunfo, pide perdón a la tribuna y comienzan nuevamente el círculo.

-¿Y el otro campeonato cuál es? -me preguntó con cara de no estar entendiendo nada

-El otro se llama “Copa Clásico”. El que lo gana es el mejor del mundo.

-¡¡¿Del mundo?!!

-Sí, y también adquiere el derecho a ser el decano, a burlarse de los hinchas del otro Grande por Facebook hasta la siguiente Copa Clásico, a endeudarse por cincuenta millones de dólares (el Grande que pierde puede endeudarse por cuarenta y ocho). El que gana juega dos partidos por la Copa Sudamericana o la Libertadores donde se enfrenta con los quintos o sextos lugares de otros países y vuelven enseguida a enfrentar a los Chicos con los jugadores que les prestó porque nadie los quiso comprar.
El que pierde una Copa Clásico echa a su técnico, pone a su gerente deportivo en su lugar hasta que pierde por segunda vez y trae un técnico nuevo. Los dirigentes del equipo que gana pueden postularse para cargos a la diputación o incluso a la intendencia.

-¿Y de ahí sale la selección? -me preguntó el extranjero.

-No, la selección viene del cielo, la selección es un verdadero milagro.