CULTURA
Sorpresa antropológica: el indígena del museo es más de uno

El esqueleto de indígena encontrado hace unos 80 años por el arqueólogo y paleontólogo don Lucas Roselli -que está en el museo y lleva su nombre-, pasó a ser pieza de investigación del Departamento de Antropología Biológica de la Facultad de Humanidades (Udelar).
Con recursos aportados por la Intendencia de Colonia se logró enviar el fragmento de costilla a Estados Unidos para efectuarle -entre otros-, “análisis de carbono 14 y establecer la antigüedad del individuo, alimentación y características. El hallazgo más relevante es la antigüedad: la persona habría muerto promedialmente hace unos 700 años. Es decir, bastante anterior a la llegada de los europeos a América”. Así lo señaló esta semana a EL ECO el antropólogo Gonzalo Figueiro que encabezó la investigación en el museo palmirense, departamento de Colonia, en agosto del pasado año, junto a estudiantes de la Facultad.
Los restos indican que pertenecía a un grupo “que se movía en la orilla del Uruguay, el Delta del Paraná y la desembocadura del Río Negro. De ahí se movilizaba en ese departamento, Soriano, Colonia y hasta San José”.
Rompecabezas de huesos
El esqueleto es de un masculino, pero los antropólogos están “teniendo serias dudas no solamente respecto a la edad, porque encontramos algunos huesos repetidos, específicamente del pie. Algunos huesos corresponden a una persona joven y otros a una persona mayor de edad. Al menos el cráneo correspondería a una persona de unos 40 años y la pelvis y algunas extremidades podrían asignarse a una persona adulta joven (en el entorno de los 24 años)”. Efectivamente (don Lucas) Rosselli exhumó un entierro en Punta Chaparro. “La incógnita es si se completó el esqueleto con otros huesos prehistóricos ¿Por qué digo prehistóricos? Porque tenemos escritos y artículos publicados a principios del siglo XX, que indican que en Punta Chaparro efectivamente había un cementerio indígena. Tal vez se armó un esqueleto como un rompecabezas, con más de un cuerpo”.
Llegaban a viejos
Aclaró que la edad llama la atención porque cuando se menciona el tiempo de vida promedio “se habla de treinta y pocos años. El tema es que ahí no se toma en cuenta que la esperanza de vida se calcula también en base a la mortalidad infantil, que era muy alta. De hecho, hasta hace muy poco, en cualquier población del mundo, era muy común que los gurises murieran antes del año de vida. Eso baja el promedio de vida, pero nosotros hemos encontrado personas que han llegado a muy viejas, estamos hablando de sesenta años, o probablemente más”.
Un indígena alto
De acuerdo a los estudios, Figueiro señaló otro dato no menor, es que si se evalúan sólo las extremidades se trataría de una persona bastante alta, andaría en el entorno del metro setenta y cinco”, lo que no llama la atención porque es lo que se tiene como datos de otros trabajos similares de cuerpos de esa época.
El viernes 26 se hizo la presentación en el museo de los resultados del estudio efectuado en Estados Unidos.

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