DEPORTE
Con el maestro internacional Bernardo Roselli. El viaje del ajedrez
El ajedrez para jugar y para vivir, el ajedrez como punto de partida de cada una de nuestras decisiones y el ajedrez como una herramienta para formar seres pensantes, así lo vive el maestro internacional y presidente de la Federación Uruguaya de Ajedrez, Bernardo Roselli.

En la entrevista que EL ECO mantuvo con Bernardo Roselli se unen, se conjugan, el juego mismo con la filosofía de vida a partir de ese mismo juego. Verborrágico, muy claro en sus conceptos, Roselli nos fue respondiendo cada una de nuestras preguntas que comenzaron desde que el mundo entero comenzó a sufrir y a conocer un hoy muy conocido Covid – 19.
– ¿Qué pasó con el ajedrez uruguayo con el inicio de la pandemia del Covid-19?
– Nosotros nos vimos sorprendidos por la pandemia. El 13 de marzo debimos suspender todo. Teníamos la final del campeonato uruguayo. Esperamos un tiempo prudencial y luego comenzamos en forma presencial, protocolo mediante.
– ¿Pero jugaron y juegan en forma online?
– Sí, la pandemia nos generó la necesidad y la oportunidad de jugar online. Comenzamos a desarrollar torneos de ajedrez online y todas las noches jugaban unos 60 o 70 uruguayos; luego pasamos a competencias internacionales y enfrentamos a jugadores nuestros con representantes de Rusia, de Paraguay, de Georgia…
También hicimos torneos online juveniles, el campeonato uruguayo online que participaron cerca de 160 jugadores con partidas rápidas de tres minutos con dos segundos. Y Uruguay también participó de la olimpíada online que se realizó durante el mes de setiembre.
– Pudieron sortear el escollo de la presencialidad…
– Sí, pero el ajedrez bien jugado es cuando uno se sienta mano a mano, y mira a los ojos a la persona que tiene enfrente. Porque el ajedrez no es solamente jugar, sino también vivir, compartir y hablar de las experiencias y vivencias durante los torneos, las partidas. Por eso debemos ser precavidos, porque Uruguay tiene el privilegio de que puede mantener su actividad en forma presencial.
Y nosotros tuvimos el honor que fuera Colonia el primer torneo internacional en Sudamérica que se realizara presencial con el torneo “in memorian” a Alfredo Chargoñia que se realizó en el Sheratton de Colonia del Sacramento.
La tristeza de las competencias
– ¿Qué competencias tenía y tiene Bernardo Roselli?
– Este año que termina tuve varios fracasos. En mayo tenía previsto jugar un torneo abierto en Washington DC, ya estaba con el pasaje comprado; en julio tenía un torneo en la ciudad de Pontevedra (España) y en agosto iba a la Olimpíada de Moscú. Todo ello se postergó para el año que viene.
Estoy con los pasajes en las manos, con muchas ganas de salir, porque es raro que no haga uno, dos o tres viajes por año.
Mi actividad personal más próxima es la final del campeonato uruguayo que se jugará en febrero del año que viene.
“Jugaré al ajedrez hasta el último suspiro”
Así lo dijo Bernardo Roselli, aunque también está incursionando como escritor (ver nota en la página 7 de EL ECO DE PALMIRA). Por eso la pregunta: ¿cuál es la intención para escribir?
– En imprenta está el libro que denominé “Viajando por el Ajedrez”, donde tomo la trayectoria de mi juego como un viaje. Me baso en el poema Itaca de Constantito Cavafis, porque el ajedrez no es solamente la consecuencia de ganar o perder, sino es la consecuencia donde uno va viendo, va aprendiendo, va cometiendo errores, muy por encima del resultado. Esto está inserto en la famosa frase del maestro Tabarez, cuando dijo “el camino es la recompensa”. Mirado desde ese punto de vista, con el hilo conductor de los campeonatos uruguayos y quiénes fueron sus jugadores para dejar un documento histórico, lo voy a trabajar por décadas; la década del ochenta, la década del noventa y las dos primeras décadas de este siglo. Lo voy a hacer en cuatro tomos y también tengo pensado otro libro que se llama “Ajedrez para la familia”, que es una introducción para poder leer libros de ajedrez. Que sea una cosa más diáfana, más fácil, para que un padre, un abuelo, un hermano mayor, pueda trasmitir un conocimiento a los más chicos. Y mejore la cultura ajedrecista.
– La experiencia, la trayectoria, ¿qué le significan?
– Estoy totalmente satisfecho con lo que he realizado. Yo aprendí, en cierto momento, que el resultado es un objetivo pero no es lo más importante. Hay un disfrute en las partidas, e incluso en las derrotas… Si el rival hace una jugada buena, uno se queda admirado, porque yo la tomo a esa jugada y después la voy aplicar en la partida siguiente, y me voy haciendo mejor y más fuerte.
Con la postura de que cuando uno pierde, felicita al rival porque fue mejor; “me ganaste de suerte”, nunca! Si me ganó fue mejor ese día, estuvo más atento, la próxima vez yo haré las cosas mejor.
Por eso cuando deje de jugar al ajedrez, un día, que no sé cuándo será, porque Dios no me dio fecha de caducidad -todavía-, cuando él lo diga, ahí voy a estar yo. Cuando deje de jugar, que será en mi último suspiro, voy a estar convencido que di lo mejor y lo disfruté plenamente.
– ¿Continua estudiando ajedrez?
– Cuando comencé mi carrera como ajedrecista, estudiaba de dos a tres horas diarias, fue en mi adolescencia. Estudiaba el ajedrez más que para el liceo, por supuesto, pero leía sistemáticamente y tenía mi tablero armado e iba leyendo partida tras partida. Tratando de comprender por qué un maestro hace esta jugada y no otra. Y eso no sólo te da conocimiento, sino también te da el perfil de sabiduría, tratando de comprender la decisión de la persona. Entonces yo trabajé mucho ese tema desde muy chico y casi sin querer.
Hoy leer ajedrez para mí, es como para cualquier grado cinco de Medicina que lee un libro y puede decir esto es muy fácil, pero diría que yo estoy estudiando una o dos horas de promedio por semana, pero lo hago como una pincelada, por si encuentro a algún nuevo detalle. Pero además yo hago esto: juego una partida, la reviso, la chequeo, la mejoro, siempre en ese proceso.
– ¿Cómo está hoy el ajedrez en estos tiempos digitales?
– El ajedrez se ha visto muy beneficiado con los motores de análisis, programas que juegan y te indican cuál es la mejor jugada. También es muy bueno el ajedrez online. Por ejemplo yo estoy jugando con ajedrecistas muy fuertes de otras partes del mundo que no están en Uruguay. Y no lo podría hacer si tuviera que viajar, por ejemplo, a España a jugar con Paco Vallejos. De esta manera puedo jugar con él desde mi casa.
Pero esa es una herramienta de doble filo, porque la computadora o un programa dicen cuál es la mejor jugada pero sólo dan el conocimiento, pero no la sabiduría de por qué es la mejor jugada.
– ¿Cómo está parado nuestro país?
– Hoy se está jugando mucho online en nuestro país. Además nosotros con la Federación tenemos 70 escuelas de Tiempo Completo en todo el país, donde trabajamos un perfil de ajedrez educativo, que es parecido al ajedrez competitivo pues son las mismas reglas, pero en el ajedrez educativo trata de que un niño problematice a otro. Porque normalmente en la educación es la profesora o la maestra quien le plantea los problemas a los niños. Pero en el ajedrez educativo es el niño quien le plantea el problema al otro y éste tiene que solucionarlo y a su vez responder planteándole el problema a su adversario. Y esa situación de igualdad da un cierto crecimiento. El asunto es que el chico que es atrapado por el ajedrez, comienza a elegir su propia aventura. Que no es fácil de lograr, porque cualquier juego de computadora tiene mucho más luces y un gancho mayor, aunque también es tristemente cierto que los empobrecen mucho más.
– Llegar a los niños con el ajedrez es difícil.
– Nosotros dependemos mucho del apoyo de las autoridades, hoy tenemos 70 escuelas de tiempo completo, pero deberíamos llegar a las 360 que hay en todo el país y con una mayor carga horaria. Porque debemos apuntar que nuestros futuros ciudadanos aprendan a tomar decisiones por sí mismos, razonadas desde su propia cabeza, y no que venga alguien que programó algo y que le diga mové el pulgar para un lado y para el otro, o jugar a la play de una manera o de la otra. Pero esa es una decisión política que nos ha costado muchísimo… Igual veníamos trabajando muy bien hasta este año pero con la pandemia nos cambió el mundo. Llevamos diez años en las escuelas de Tiempo Completo y con apoyos en los Centros Mec y en la Enseñanza Secundaria, pero necesitamos mucho apoyo, muy fuerte, porque los chicos se mantienen en ciertas disciplinas porque tienen gratos recuerdos, y eso es muy importante.
– ¿Qué quiere decir?
– Que uno se queda en cierta disciplina por las vivencias; un grupo de amigos, un viaje, conocer… Yo por ejemplo en el año 1978 conocí el Hotel Argentino de Piriápolis, para mí fue maravilloso, yo tenía 12 años. Y con 10 años viajar de Carmelo a Mercedes en la Onda, con Galarraga, para mí fue una aventura tan placentera como cuando me subí por primera vez a un avión para ir a España. Y uno lo conserva a eso. Y por eso nosotros debemos a apuntar a eso, a formar grupos de padres para que podamos acompañar a los chicos en su crecimiento.
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