Tony Pacheco sigue haciendo historia

El último ídolo aurinegro se refirió al fútbol uruguayo, a su relación con El Chino Recoba y por qué no está trabajando con el club de sus amores, el Club A. Peñarol de Montevideo.

Antonio Pacheco fue el entrevistado del programa de ‘U-ru-guayo’ que se emitió el pasado miércoles por DirecTV Sports y con referencia a que hace 30 años que los clubes uruguayos no ganan un título a nivel internacional, el Tony fue tajante: “creo que estamos estancados.
Todos crecen y nosotros seguimos con la historia. La historia es historia, es algo que ya hiciste; vos tenés que mirar que los demás avanzan y vos seguís en el mismo lugar. Acá hay muy buenos jugadores y entrenadores, pero el entorno no te deja llevar con naturalidad la situación, siempre la vas forzando o vas corriendo atrás de esa situación.

“Hay que darse cuenta que todos están mejorando. No existe eso de que viene un equipo venezolano y hay que ganarle porque tiene un nombre raro y no lo conocemos. No. ¡Hay que jugar mejor para ganarle! Tampoco existe más aquella leyenda urbana de que ganabas de pesado y pasaban cosas en el vestuario. Ahora para ganar hay que jugar mejor y entender mejor el juego”, opinó.

Con respecto a su relación con Diego Aguirre, el técnico que lo terminó sacando del plantel aurinegro en su momento, Antonio Pacheco indicó que “nunca hablé con Aguirre ni él habló conmigo. Yo me fui de vacaciones después de la final de 2011 y cuando volví me encontré con la situación de que no estaba más en el club. No me dio señales durante el año. Es real que a principios de esa temporada tuvimos una conversación deportiva donde no estábamos de acuerdo, es decir, él pensaba de una forma y yo de otra; pero después tuvimos la relación natural de entrenador a jugador del plantel”, rememoró.

Bien distinto es su concepto sobre Pablo Bengoechea, el entrenador que dirigía al equipo cuando se decidió por última vez no renovar su vínculo a mediados de 2015. “Cuando me dijeron que no me iban a renovar el contrato, Pablo me defendió todo lo que pudo y más porque era lo que sentía. Un día fui a la casa a decirle que la decisión era mía, que no iba a jugar más en Peñarol. Hablamos un montón de cosas de Peñarol, cosas en las que siempre estamos en contacto”, recordó.

“Pablo es un ídolo; yo jugué con él cerca de siete u ocho años y nos conocemos de memoria. Es más, cómo será el fútbol que me acuerdo que en aquella época decían que nosotros no podíamos jugar juntos y Pablo me dijo: ‘mira lo que dicen que vos y yo no podemos jugar juntos. ¡Mirá si dos jugadores que juegan bien no van a poder jugar juntos! No escuches lo que dicen’. Y uno así va aprendiendo también cuál es el camino del deportista”, señaló.

El “terrorismo psicológico del periodista”

Aquellos cuestionamientos eran, en su gran mayoría, de la prensa.
Respecto al rol del periodista, opinó que “es normal que piense distinto al jugador porque la función es distinta y porque en todos los órdenes de la vida hay una distancia que no significa que haya mala relación o falta de respeto”. “Yo siempre fui muy respetuoso y creo que recibí lo mismo, aunque a veces a algún periodista se le fue la boca. Ojo, a algún jugador también. Es como todo, hay buenos y malos en todos lados”, agregó.

“El otro día escuché un periodista decir que los jugadores deberían hablar menos y jugar más, entonces pensé: ‘si hablan porque hablan y si no hablan porque no hablan’. Ese es el terrorismo psicológico del periodista; el jugador tiene que jugar al fútbol. El periodista habla y habla y si el jugador no habla está mal o el que calla otorga; mentira eso. Si lo que vos tenés que hablar tenés que hablarlo en la interna, no tenés por qué salir a hablar. Cuidado, todo es válido porque el fútbol les así”, añadió.

“Cuando yo empecé había tres canales y las radios andaban más o menos así. Ahora hay muchos más periodistas y no podes atenderlos a todos. El jugador de repente está durmiendo la siesta y hay programas que son de tarde y si no atendés dicen que no atendiste. O cuando estas entrenando o concentrando. No tenés que tener el teléfono en el bolsillo si tu trabajo es entrenar todos los días para jugar mejor el domingo. A veces te entrenaá más que nunca e igual perdés y todavía tenés que salir a responder todo lo que dicen. No es así, todo tiene un límite”, concluyó.