Chile sacudido: grave complot en los abusos sexuales en la Iglesia Católica

Todo lo que está tapado, todas las denuncias escondidas, todos los sufrimientos que habrá sepultados. En base a información de Efe y Reuters, se da cuenta que un alto miembro de la Iglesia Católica chilena fue arrestado por abuso sexuales a niños.

Para mejor no tenía un cargo cualquiera. Oscar Muñoz, de 56 años, era el encargado de recibir las denuncias de abuso sexual contra menores de edad en el arzobispado de Chile y fue detenido tras ser acusado de siete casos de abuso sexual contra menores.

La Fiscalía regional de O´higgins abrió una investigación contra el exoficial del arzobispado de Chile, luego de conocer los hechos que hoy afectan a siete menores de edad.
Muñoz habría cometido los abusos entre 2002 y comienzos de este año, cuando las víctimas tenían entre 11 y 17 años. Y, según información de la agencia EFE, cinco de los menores abusados eran sobrinos del religioso.
La detención hace parte de un operativo más amplio que realizó la Fiscalía en oficinas de la Iglesia, donde confiscó documentos en Santiago y la ciudad sureña de Rancagua. Las pruebas también fueron reconocidas en el arzobispado de Santiago y el Tribunal Eclesiástico.
El arzobispo de Santiago, el cardenal Ricardo Ezzati, dijo que la institución que representa reitera “su disposición a colaborar con las autoridades de la forma que sea necesaria.”

La ola de casos de abuso sexual en Chile

El caso no es el primero que escandaliza la conservadora sociedad chilena. Justo durante la visita del Papa Francisco en enero pasado, sus declaraciones donde defendía a un arzobispo acusado de encubrimiento de abusos sexuales sacudieron la opinión pública.
En respuesta, el pontífice envío al investigador estrella del Vaticano en los casos de pederastia, Charles Scicluna, quien se reunió con víctimas en Santiago de Chile y en el Vaticano. Como parte de la investigación, 24 obispos ofrecieron su renuncia. El Papa aceptó la resignación de cinco de ellos.
Entre los obispos separados de la institución, están Juan Barros, defendido en su momento por el papa Francisco, y Horacio Valenzuela, quienes fueron acusados de encubrir los crímenes del padre Fernando Karadima.
El pontífice pidió perdón desde Roma a las víctimas de los abusos y anunció cambios en la iglesia chilena.