La muerte de Francisco compartida con mi gente bresciana

Con gusto acojo el pedido para colaborar con EL ECO y contarles cómo en mi ciudad de Brescia vivimos la muerte del Papa Francisco.

Mi tierra es la tierra de S. Pablo VI, el Papa que ha concluido el Concilio Vaticano II, auspiciando un mundo nuevo, haciendo propias las necesidades de los demás. S. Pablo VI es decir Juan Bautista Montini, ha sido muy querido y apreciado por el Papa Francisco, que estaba de acuerdo con él retomando sus palabras: “cada uno es responsable del mundo de todos, y por eso tiene que luchar contra las injusticias planetarias y los desafios del clima”. El Papa Francisco , como el Papa S. Pablo VI, han empujado hacia un mundo nuevo alumbrado de una fe exigente.

Para él, el Santo bresciano ha sido un hombre de coraje que ha promovido el encuentro entre la Iglesia y la modernidad. El Papa Montini afirmaba: ”el hombre de hoy escucha con más gusto a los testigos que los maestros, y si escucha a los maestros lo hace porque son ya testigos”. El Papa Francisco, siguiendo las enseñanzas de Papa Montini, subrayaba que “servir a los demás dona gozo y hace bien, antes que nada, a quién sirve”. Como ya decía Alejandro Manzoni, autor del romance “I promessi sposi”: hay que hacer el bien y no solamente buscar de estar bien, para llegar a estar mejor”.

Hoy miércoles 23, en la Catedral de Brescia, mi obispo Pierantonio ha presidido la misa por el Papa Francisco, en la cual ha agradecido a Dios por la herencia que nos deja con su amor para los pobres, la promoción de la libertad religiosa, del pluralismo y del diálogo con todos. Mi obispo dijo: “el hecho de que Dios haya llamado al Papa Francisco justo el día después de Pascua, lo interpretamos como su participación actual y para siempre de la resurección de Jesús y en comunión con todos los cristianos del mundo. Agradecemos a Dios todo el testimonio que de él hemos recibido”

Aprovecho esta ocasión para trasmitir un saludo cariñoso a todos los palmirenses. Dios los bendiga. Un fuerte abrazo a cada uno de ustedes.

P. Flavio Saleri