El Pampa atrapa: A la cárcel por robar un lechón

Un hombre que residía en la localidad de Agraciada  terminó en la cárcel por robar un lechón. Cometió el ilícito en estado de ebriedad. El dueño del animal fue quien lo atrapó, le ató las manos con los cordones de su calzado y llamó a la policía para entregarlo. Ocurrió en un campo de la zona de Polancos (Departamento de Colonia).

L.R.M.M., de 32 años de edad, por intentar llevarse el lechón, fue sometido a la Justicia Letrada de Carmelo y condenado como autor penalmente responsable por la comisión de un delito de abigeato en calidad de autor, a la pena de “cinco meses de prisión de cumplimiento efectivo”.

El damnificado -quien atrapó al ladrón-, es el conocido vecino de Agraciada, Luis “El Pampa” Banchero. Hace un tiempo EL ECO informó otro hecho insólito que tuvo a “El Pampa” como protagonista. Fue buscado intensamente por la policía al creerse que había efectuado disparos con arma de fuego a soldados del ejército nacional. Hasta el ministro de Defensa de ese entonces, Javier García, salió en conferencia de prensa a hablar del atentado que había sufrido el personal del ejército apostado en la ruta 12 entre Agraciada y Nueva Palmira. En realidad los presuntos disparos, eran explosiones del motor de su auto. Ese caso fue tema de tapa de EL ECO, bajo el título “El Pampa ataca”.

Ahora vuelve a escena en otro llamativo suceso policial: El Pampa atrapa. EL ECO se comunicó con Banchero para que redactara qué fue lo que sucedió en esta oportunidad. “Hice un arresto ciudadano”, expresó y dio la explicación: El pasado viernes 5, sobre las 19 horas “venía de Nueva Helvecia y cuando estaba pasando La Picada me llamó un vecino del pedacito de campo que arriendo en Polancos y me dijo que tal persona me buscaba. ¡Ah! -le dije-, ¡me va a robar!”.

“Llegué a Agraciada a 100 kilómetros, me cambié y con un vecino de frente de casa salimos. Entré a oscura al camino vecinal, que se entra en el 13 de la ruta 12, y lo esperé. Cuando lo vi venir en moto de frente -ya había salido unos mil metros del campo-, prendí las balizas del auto y lo cacé de un brazo. Le dije: -Esto es mío (por el lechón vivo que llevaba en una bolsa). Me dijo: ‘-No, yo lo encontré allá abajo, ¿dónde viste que yo me robé un lechón?’. Estando en el suelo, con los cordones del calzado le logré atar las manos con el otro muchacho que me acompaño, después lo sentamos, llamé a la comisaría de Polancos y mandaron a tres mujeres policías de Palmira. Lo esposaron, se lo llevaron y lo metieron en el calabozo”.

“Le hicieron alcoholemia, tenía 3,29 de alcohol en sangre. Le quitaron la moto. Los inspectores le decían: ‘sople, sople, sople, siga soplando, siga, siga, siga’. A todo eso salió una policía y me dice: ´-si sigue soplando me va a mamar a mí con el aliento´. Ahí quedó encerrado y el domingo a la tarde me llamaron para decirme que lo habían procesado con prisión”.

No había dudas de que “era mi chancho, el overo, colorado con pintas negras, de unos 15 kilos”.

A todo eso, “si bien no rompió nada” cuando entró al campo a robar “dejó todo abierto y se escaparon las vacas para la calle”, contó “El Pampa” a EL ECO.

Luis “El Pampa” Banchero