POLÍTICA
El plan de gobierno que alquila casas a pasivos como solución habitacional
El 25 de mayo llega a Carmelo el ómnibus oftalmológico que es un vehículo cedido por el Banco de Previsión Social (BPS).
Viene a una ciudad donde casi no hay demanda insatisfecha de viviendas para pasivos sin techo y donde el BPS paga el ciento por ciento de un alquiler de un jubilado que quiera alquilar una casa.
Así lo dijo en Carmelo el presidente del Banco de Previsión Social, Alfredo Cabrera: “el Banco de Previsión Social le donó a ASSE un ómnibus de última generación. Se lo dimos en comodato a ASSE y es un consultorio de última tecnología que busca arrimar la pesquisa a los pagos chicos; no hacer que la gente se mueva, sino movernos nosotros para estar cercanos a la gente. Y ese ómnibus va a estar en Carmelo el 25 (1), en el Hospital de Carmelo haciendo pesquisas acá”, dijo.
Las viviendas
Para consultarle sobre los complejos de viviendas para pasivos, planteamos que había muchas viviendas vacías. Cabrera respondió: “en realidad Carmelo puntualmente tiene una situación bastante particular, porque en vivienda casi que no hay demanda insatisfecha”. Recuerda: “en los hechos hay 10 viviendas que están en tren de reparación y adjudicadas todas esas viviendas, prácticamente quedamos a cero en demanda”.
BPS entrega vivienda
Para extender información, detalló: “nosotros le hemos incorporado al programa de soluciones habitacionales una nueva modalidad que es la de subsidio de alquiler. Nos permite ser mucho más eficaces al controlar la demanda que es básicamente una idea muy simple, pero que hasta ahora no se había instrumentado. A las personas que están en condiciones de acceder a una vivienda, nosotros les damos la posibilidad, si lo desean, en vez de seguir esperando una vivienda, de pasar a un subsidio de alquiler. El subsidio de alquiler es el 100% del alquiler, que lo paga BPS”.
Se toma en consideración la media que establece el INE para ese lugar. El funcionario ejemplificó con Carmelo, aduciendo que si en dicha ciudad “la media de alquiler -que no sé exactamente cuál es-, pongámosle 13.000 pesos, bueno, nosotros al beneficiario que acepta esto, le decimos ´elija una casa y tráigala´. Si para nosotros la casa está bien, que tenga los requisitos mínimos para que la persona viva dignamente en ella, que no que sea un segundo piso por escalera, una cosa coherente para una persona mayor, está bien, nosotros alquilamos esa casa y la persona pasa a vivir en la misma”.
Este programa empezó este año “de manera general”. En lo que fue de enero hasta abril “llevamos entregados 130 viviendas, 130 soluciones de alquiler, o sea 30 por mes, lo cual es un edificio completo, es un complejo de vivienda entero de 30 viviendas”.
Esta política de viviendas, “permite evitar el desarraigo, porque la persona busca donde vive, busca cerca del almacén al cual siempre va, cerca de los vecinos donde siempre vivió, entonces eso nos permite tener una cobertura mucho más amplia”.
Con este plan “logramos evitar el desarraigo y permitir que las personas solucionen la vivienda y si la vivienda tiene gallinero, si la vivienda tiene jardín, si la vivienda tiene fondo y parra, para nosotros está bárbaro, si cumple las condiciones de precio y calidad, adentro”, reafirmó.
“Ahora tenemos un problema que es el plebiscito”
Y sin dudas, el tema principal por estas horas es el plebiscito para derogar la reforma jubilatoria. “En Uruguay se dio una reforma a la seguridad social el año pasado, que buscaba en el mediano y largo plazo garantizar la sostenibilidad del Banco de Provisión Social y por ende de las jubilaciones de los uruguayos”. La reforma no se hizo “para terminar con el déficit, que no va a terminar, pero sí para darle a futuro una viabilidad que podría estar comprometida si no se tomaban medidas. No tanto por los jubilados, que ya están jubilados, sino pensando en los jóvenes, en los que estamos activos y en los que vienen atrás, nuestros hijos. En definitiva, garantizar un sistema de seguridad, el mismo que han tenido nuestros abuelos o nuestros padres que también podamos dejárselo a nuestros hijos y a nuestros nietos”.
En esa lógica, una estimación de gasto que iba creciendo, que se iba a un 4% del Producto Bruto Interno como déficit, “con la reforma se valoró que en el mediano plazo quedaba en 2%. Ahora tenemos un problema que es el plebiscito”.
Es un planteo “muy radical que busca llevar las cosas no a desandar la reforma, sino a dejar sin efecto el régimen que en Uruguay se dio en el año 1996, que es el sistema mixto. En definitiva, el plebiscito propone prohibir el ahorro individual y pasar nuevamente todo a un régimen de reparto intergeneracional. Esa es una opción muy complicada y que va a generarle problemas graves al país y al BPS en caso de que fuera aprobada, porque esa estimación de incremento del gasto lo lleva a niveles insostenibles, en un tiempo cercano, en el 2050 a un 8% del PBI”.
En este sentido Cabrera explicó cómo se financia la seguridad social. “Vamos a hablar de cosas más chicas para que la gente lo tenga más claro en el día a día. La seguridad social se financia con impuestos, principalmente con el IVA, que de cada vez que consumimos un producto y pagamos IVA, del 22% del IVA, 7 puntos van para financiar seguridad social. Se financia con nuestros aportes, con los descuentos que nos hacen en el sueldo mes a mes, tanto al trabajador como a la empresa. 15% al trabajador, 7.5% a la empresa. Y la suma de esas cosas no alcanza y el Estado pone plata directamente, con lo cual se redondea el déficit total de la seguridad social”.
Otra forma posible de plantearlo, sería “que de la mitad de los ingresos, la mitad se corresponden a contribuciones especiales de seguridad, a los descuentos sobre los ingresos y el resto es impuestos y dinero que directamente pone el Estado. Si eso se incrementa por 4, ¿de dónde va a salir ese dinero? La pregunta es simple, o sale de más impuestos o sale de más contribuciones especiales de la seguridad social. En cualquiera de los casos hay un incremento que va a hacer que haya una ficción, lo que se da por un lado va a terminar saliendo por el otro”, afirma Cabrera.
Haciendo números
En el mediano plazo -año 2050-, “en términos de Seguridad Social, 25 años es nada, los aportes crecen del 15 que hoy se paga por parte de un empleado, a 11 puntos más, o sea que debería irse a un 26%”.
En definitiva, si aumentamos los aportes de seguridad social, “en el descuento del mes a mes se va a incrementar, lo mismo va a pasar con las empresas que van a tener que aumentar. Y si lo que se aumentara fuera el IVA, por dar un ejemplo, las estimaciones son que los 7 puntos que se aplican para mantenerlos con el nuevo incremento, en el 2050 deberían ser 14 puntos más, lo cual sería, imagínense si el IVA de 22% es caro, imagínense un IVA de 36%”.
Es dificultoso el planteo –observó. “Parecería que es una propuesta que no ha sido estudiada debidamente”.
Ahorro individual
Sobre el ahorro individual dijo: “es una suma de dinero que es de las personas, de cada una de las personas individualmente. Esa masa de dinero, aproximadamente 22.000 millones de dólares, más de la mitad es capitalización que ese dinero ha hecho, o sea, es rentabilidad que ese dinero ha hecho. En la medida en que se deja de colocar, primero desaparece la rentabilidad, porque pasaría un fideicomiso. El fideicomiso implica que las personas dejen de ser las dueñas de ese dinero. Hoy por hoy la Ley de Seguridad Social permite a quien se va a jubilar de la FAP retirar el 9%”.
Ese dinero propio, ese 9% que se retira, “hay personas a las que ese dinero va a desaparecer de su cuenta. Seguramente muchas personas van a decir: “yo quiero mi dinero que es mío, no quiero que lo tenga el Banco de Provisión Social. Y ese dinero en el 2040 se consume pagando jubilaciones. O sea que los 22.000 millones se gastan en el 2040”.
Si lo tenemos que comparar con un ejemplo concreto, sería: “vendo mi casa, la pongo en un banco, todos los meses saco la diferencia entre mi sueldo y lo que preciso para vivir de la venta de mi casa hasta que se me termina el dinero en la cuenta del banco. Se me termina dentro de 15 años. “Después hay aumentar los impuestos, aumentar las contribuciones o aumentar el aporte del banco”.
-¿Usted cree que aumentar de repente la jubilación de 17.000 a 22.000 pesos provoca un cataclismo del sistema?
-No lo digo yo. La Asesoría General de la Seguridad Social del Banco, que es el equipo actuarial de expertos que el Uruguay tiene -y que son los mismos funcionarios de carrera siempre-, dicen lo que yo le acabo de decir. Tomar la medida de reducir a 60, poner en la Constitución 60 años, aumentar la jubilación mínima conforme al salario mínimo nacional y traer el dinero a un fideicomiso, implica que se agote esa masa de dinero en el 2040, que implique un desenvolvimiento de aproximadamente 1.300 millones de dólares más año a año, que hacen que ese dinero se agote. Y aparte va a implicar dos cosas, va a implicar mayor informalidad, porque si aumentan los aportes naturalmente la gente opta por la informalidad, que se achate el salario mínimo nacional, porque en definitiva los gobiernos que sean, los que vengan, no van a aumentar el salario mínimo nacional, si eso le implica por el solo hecho de hacer eso, aumentar otras cosas.
Y ya pasó. “Uruguay durante mucho tiempo vivió eso hasta que se cambió el sistema de ajuste de jubilaciones. Entonces, la sostenibilidad del sistema en el mediano y largo plazo queda cuestionada, sin prejuicio de otro tipo de consideraciones, como por ejemplo, que ese dinero en más que se dedicaría a este sector, no se dedica a otras cosas, por ejemplo a pobreza infantil, que es el caso típico, usted sabe, porque es un dato que está arriba de la mesa, que son muchos más los niños pobres, los ancianos pobres. El Uruguay ha tenido una política absolutamente favorable, estamos de acuerdo en la política, pero en algún momento uno tiene que valorar también otros sectores de la sociedad. Y en ese caso, niñez es un caso típico donde uno distraería recursos que no aplicaría.
-Pero el plebiscito ha tenido como bondad al menos poner el tema sobre la mesa y permitir que lo estamos discutiendo, conversando, e intercambiando información.
-El sistema de ahorro individual Uruguay lo definió en 1996. Por eso, está bueno. Es un sistema que se firmó en 1996. Las condiciones demográficas del Uruguay señalan que hay una expectativa de vida cada vez más larga. Felizmente los uruguayos vivimos más tiempo, que tiene relación con la calidad de nuestro sistema de salud.
Por el otro lado, los uruguayos tenemos menos hijos.
La tasa de fecundidad en Uruguay es de 1.4, casi 4, no llega al 4. Ha bajado enormemente. Entonces, esos dos extremos nos llevan a que cada vez tengamos crecimiento en el sector de los más veteranos, encima de 65. Es el único sector que crece. ¿A qué traigo todo esto a colación? A que el sistema tradicional de reparto de solidaridad intergeneracional presupone que los activos que están trabajando con sus aportes, pagan las jubilaciones de los pasivos.
Pero eso requiere un equilibrio. Si la relación es 1 a 1, o menos, o un poco mejor, es imposible que con mi 15% mensual de aporte cada trabajador se haga cargo de un jubilado. Pero déjeme cerrarle, porque si no nos perdemos en el cuento final, que es: si la solidaridad intergeneracional por sí sola no es suficiente, los países han buscado sistemas de ahorro. ¿Por qué? Porque el ahorro es, el señor que gana más de 200 y quiere poner 400 y aportar voluntariamente por encima de los máximos, lo hace y obtiene más.
Hasta un punto es obligatorio, por encima de ese punto es voluntario. El ahorro permite que ese dinero colocado tenga un retorno. Entonces complementa el sistema uruguayo bien a la Uruguaya, porque Uruguay instaló este sistema cuando en el mundo iban a hacer solo ahorro.
-Entonces recomienda no votar el plebiscito?
-Yo tengo un clarísimo impedimento de hacer política y por supuesto que lo respeto profundamente. Soy el presidente del Banco de Previsión Social. Naturalmente que puedo opinar técnicamente de los beneficios o no de los regímenes, de los regímenes de seguridad Social del Uruguay. Y eso es lo que hago. O sea, yo no invito ni a votar de una manera o a votar de otra, ni lo haría. Explico lo que los servicios técnicos del Banco de Seguridad Social -no los políticos, sino los servicios técnicos-, consideran que son las consecuencias de triunfar el plebiscito. Eso debo hacerlo. Es mi responsabilidad como principal responsable del principal organismo de Seguridad Social, explicarle a la gente lo que nuestros servicios técnicos han dicho, de la misma manera que se lo dijimos al Parlamento, porque estos estudios lo hemos presentado en el Senado, en la Comisión Permanente y por supuesto que ante todos los actores sociales.
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