POLÍTICA
Apareció un desaparecido. ¿Y los otros?

Por Daniel Roselli
Fueron las máquinas del horror que inventaron esa denominación para sus presos: hacerlos desaparecidos. Comenzó en Guatemala y se propagó de la mano de la Escuela de las Américas de Estados Unidos que estaba instalada en Panamá.
Hasta ese momento no existían los desaparecidos. Pero fundaron esa palabra para los presos políticos y para poder asesinar con impunidad, sin cadáver no hay delito, se decían.
Intentaron que no existieran más, que no estuvieran ni fueran recordados, que no tuvieran identidad ni cadáver. Ni una mísera tumba para llorarlos.
Estaban pero no están. No son detenidos ni libres. No están muertos ni vivos: sino que son desaparecidos.
Fueron detenidos pero no estaban más presos. Fueron torturados pero no había las huellas del sufrimiento. Fueron asesinados pero no había cadáveres.
Sencillamente no existían.
Los militares les respondían escuetamente aquí no se encuentran, a la madre que preguntaba por su hijo o hija. Esa misma madre que cada vez que alguien golpeaba la puerta, le latía el corazón enloquecido porque por fin “llegó”.
Sin embargo no, a la puerta no la golpeó él o ella. No era a quien se lo llevaron de madrugada. Y cansadas de esperar surgieron las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo en la Argentina; Familiares de Detenidos Desaparecidos en Uruguay, las Madres de Chile que buscan los restos de sus hijos en el desierto y la lista continúa eterna…
Porque a nuestra América hispana a fines de los sesenta, los setenta y ochenta del siglo pasado, los militares cruzaron de sur a norte, de oeste a este, generando desaparecidos. Enterraron con cal, arrojaron a los ríos o al mar atados con piedras vivos o muertos. Todo para que aquellos que soñaban con otro mundo y eran peligrosos, fueran desparecidos; les quitaron la vida y los escondieron o intentaron hacerlo para que estuvieran perdidos o desaparecidos.
Sin embargo existe la memoria, tan menospreciada a veces.
Y por un tiempo o por mucho tiempo se pueden comprar palabras u olvidos, se puede amenazar, se puede extorsionar consiguiendo silencios, se pueden votar leyes en los parlamentos, se puede conseguir la voluntad popular, todo ello se puede, pero llega un momento que la memoria vuela incontenible y encuentra un lugar y comienza a brotar exigiendo respuestas, lugares, justicia, culpables, cómplices… Exigiendo poder llorarlos.
Y ello no debe sorprendernos.
De eso se trata este 20 de mayo de 2020. Más que nunca saber ¿dónde están?

-
POLÍTICA2 días atrás
Habló Besozzi y dijo que su formalización “no es casualidad” apuntando al Frente Amplio
-
POLÍTICA2 días atrás
El candidato Viera presentó propuestas principalmente para los jóvenes
-
SOCIEDAD19 horas atrás
La vacunación en la primera infancia: un enfoque integral desde la educación
-
SERVICIOS19 horas atrás
La cartelera de cine Colonia Shopping