POLÍTICA
Politólogo Adolfo Garcé: un balotaje que tendrá una diferencia de 30 mil votos
Cuando se conocieron los resultados de las elecciones nacionales del 27 de octubre, vimos mensajes de esperanza y satisfacción en ambas fórmulas, como si hubieran ganado. Quizás el mayor fervor y nivel de festejos, lo presentaron los partidarios de Delgado –Ripoll. ¿Cómo se analiza el resultado eleccionario de cara al balotaje del 24 de noviembre? ¿Por qué Manini Ríos votó tan mal? ¿Cómo haría para gobernar el Partido Nacional si en el senado la mayoría es frenteamplista? Todas estas interrogantes y otras más, EL ECO se las trasladó al politólogo Adolfo Garcé.
-En televisión, el domingo vimos que los dos bloques festejaron. ¿Cuál es su mirada de los resultados de cara al balotaje del domingo 24 de noviembre?
-Vamos a un balotaje de película. Yo estaba repasando cosas que escribía en febrero, marzo, 2024… Decía: vamos a una elección de incertidumbre máxima. Va a ser otra elección de diferencia de treinta mil votos. Porque el Frente Amplio creció cinco puntos, que no es poca cosa. En el interior del país creció bastante. Pero a su vez la Coalición Republicana fue la más votada.
Creo que es tan pareja la competencia, están tan equiparables los dos bloques, que poquitos votos hacen una diferencia enorme. Es decir, capaz que este crecimiento que tuvo el frente amplio le alcanza como para ganar en el balotaje.
También creo que el comportamiento de los electores que votaron a partidos de la Coalición en este noviembre va a ser bastante distinto de lo que pasó hace cinco años. Hace cinco años hubo mucha migración, ¿no? Desde partidos de la Coalición en octubre hacia la candidatura de Daniel Martínez. Entonces, siempre algún votito se le puede escapar, pero no va a ser la migración de hace cinco años.
-¿Cuál es su análisis de la baja votación de Cabildo Abierto?
-Ese es uno de los misterios de la elección. Y se pueden juntar muchas cosas. Primero que Cabildo fue un socio leal en el sentido que permaneció en la Coalición todo el tiempo. Nunca rompió con la Coalición, pero tuvo muchos choques y algunos muy duros. Quizás los votantes de la Coalición lo están penalizando por haber tirado tanto de la piolita. Capaz que muchos votantes de la coalición pensaron: “bueno, este partido es más un problema que otra cosa”. Quizás también le están cobrando, bueno, el episodio que le costó la renuncia a la ministra Irene Moreira. Quizás le están cobrando el cambio de posición del propio Manini en torno al tema de los fueros. Pues hizo campaña en 2019 diciendo que él no se iba a amparar en los fueros, en el 2020 efectivamente se amparó. En fin, seguramente son un conjunto de cosas. Y quizás también hay una parte de los electores de Manini que venían del Frente Amplio, “los más frágiles” -como dice Manini-, y capaz que volvieron al Frente Amplio.
-En la Coalición Republicana bajaron su poder político el Partido Independiente y Cabildo Abierto. ¿Ésta agrupación de sectores se va a convertir en partido, o será una alianza partidaria entre blancos y colorados?
-Bueno, es la gran pregunta de los próximos años, sobre todo dependiendo de cómo vote Delgado. Yo diría que si Delgado pierde el balotaje, va a ser muy fuerte la demanda por transformarse en un solo partido. Porque el sistema de asignación de bancas, que es un poco especial en Uruguay, es una ingeniería electoral uruguaya que premia a los partidos y eso tiene mucho sentido. La coalición republicana es la más votada, pero tiene tres puntos más que el Frente Amplio en total. Sin embargo, está en minoría en el Senado. Y eso le puede costar la elección. Si no le cuesta la elección, yo creo que van a mantener el criterio actual. Si le cuesta la elección, creo que va a haber una demanda fuerte de transformarse en un solo partido.
-Si en el balotaje gana Álvaro Delgado la Presidencia de la República, ¿cómo hace para gobernar con una mayoría del Senado del Frente Amplio? ¿Es un escollo?
-Yo lo pondría en términos de desafío. Es un enorme desafío, de capacidad de negociar. Uruguay va a tener que sacar de allá, del fondo de su tradición política, lo mejor. Lo mejor de Uruguay ha sido su capacidad de negociación, la capacidad de hacer pactos. Y yo creo que eso lo hemos ido perdiendo en los últimos años, cuando se instaló la lógica de los gobiernos de mayoría. Desde Sanguinetti en su segunda presidencia que gobernó con mayoría y no precisó pactar con el Frente Amplio. Intentó pactar con el Frente Amplio alguna reforma, pero no pudo. Y los 15 años de gobierno del Frente y estos 5 años de gobierno de la coalición con el Frente Amplio en la oposición, casi sin diálogo. Entonces, diría que cualquiera sea el resultado del balotaje, están condenados a negociar.
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