Opinión: “Durmiendo con el enemigo”

Hace pocos días se difundía la noticia de que el ex jefe de la custodia presidencial, Alejandro Astesiano, había espiado con la complicidad de los mandos policiales, al presidente del PIT-CNT, Marcelo Abdala. También se reveló que espiaba a estudiantes y docentes del Liceo 41, e incluso que buscaba información a pedido de una empresa privada para poder “apretar” a dos parlamentarios para que retiraran una denuncia sobre la entrega del Puerto a una empresa privada por 50 años.

En estas horas otra investigación periodística desnudó la muy cercana relación de la dirigente del sindicato Policial (SIFPOM) con Astesiano y -a través de este- con el propio presidente Lacalle Pou.

El SIFPOM no sólo forma parte del PIT-CNT sino que además es integrante de su dirección: la Mesa Representativa y hasta el propio Secretariado Ejecutivo (que es la dirección cotidiana del movimiento sindical). En el último Congreso, algunos sindicatos presentaron una moción para separar al Sindicato Policial del PIT-CNT. Ya anteriormente, en una Mesa Representativa se había llegado a votar por mayoría la suspensión de su afiliación, lo cual fue luego revertido por las corrientes mayoritarias, particularmente “Articulación” -en la cual participa la mayoría de AEBU… junto al SIFPOM.

Los sindicatos policiales no forman parte del movimiento obrero; son una pata del Estado capitalista y no parte de quienes luchan contra la explotación y por un cambio social superador del capitalismo. Por el contrario, son parte del aparato represivo que oprime a los trabajadores, como se comprueba en los desalojos de las ocupaciones, en los palazos y balas de goma contra los manifestantes, en la infiltración de “tiras” en las marchas, e incluso en su imposibilidad de hacer huelga (lo que está prohibido por la ley orgánica policial y por el propio estatuto del SIFPOM). Cada vez que hay un paro general, el sindicato policial no lo acata. En muchas manifestaciones populares vemos a la policía afiliada al SIFPOM reprimiendo a los obreros huelguistas. Nada de esto es cuestionado por la dirección del SIFPOM, que es cómplice de esa represión y que incluso apoyó la LUC y la “mano dura” del gobierno -como supuesta salida frente a la inseguridad pública.

Existen otros “sindicatos” (de jueces, de fiscales, etc) que no forman parte del PIT-CNT, porque no son parte del movimiento obrero ni mucho menos tienen como objetivo una sociedad sin explotados no explotadores. Los sindicatos policiales son más recientes, porque hasta hace unos años tenían incluso prohibida la agremiación. Claramente no tienen lugar en un movimiento obrero clasista, porque su rol como parte del Estado es mantener el statu quo incluso a palazos si es necesario.

La delegación de la Coordinación para el Cambio votó a favor de la expulsión de este “sindicato” policial del PIT-CNT, mientras que la mayoría de AEBU defendió su permanencia y su integración al Secretariado Ejecutivo y la Mesa Representativa en nombre de la corriente “Articulación”.

Hoy se revela que Patricia Rodríguez (presidenta de SIFPOM) tenía una línea directa con Astesiano y el presidente, que le daba información incluso sobre la interna gremial, lo cual no hace más que actualizarla discusión sobre el sindicato policial. Una vez más declaramos que es incompatible la presencia del sindicato policial en un movimiento obrero clasista, que reclamamos se suspenda al SIFPOM en cuanto a su participación en el PIT-CNT hasta que se vuelva a tratar en un nuevo Congreso la moción de su expulsión.

Por un movimiento obrero clasista y combativo, repudiamos la presencia del aparato represivo en el PIT-CNT.

Àlvaro Legaspi, integrante del grupo Coodinación para el Cambio – Aebu (Asociación de Empleados Bancarios)