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Proyecto Ala Este: Colonia de nuevo en la mira
El departamento de Colonia, y en este caso la zona que va desde Ferrando hasta el Aeropuerto en Colonia del Sacramento, han sido y son de interés para el supuesto desarrollo de grandes emprendimientos inmobiliarios.
Por la arquitecta Sonia Calcagno
Desde que estoy viviendo en Colonia (alrededor de los años ochenta me mudé desde Montevideo) ha habido variadas “expresiones de intención” de realización de megaproyectos. Al mismo tiempo, se plantean proyectos de Planes Directores para Colonia del Sacramento que nunca logran concretarse. Lo único que significó un relativo avance en 2013 fueron las Directrices Departamentales de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sostenible para Colonia. Allí se definió como suburbana la zona del proyecto en cuestión, Colonia Ala Este que era casi toda Rural. Hecho que nos sorprendió un poco.
El caso paradigmático, más ambicioso y más conocido fue el famoso Puente Colonia-Buenos Aires. Recuerdo a un compañero edil, que mientras tratábamos de estudiar ese tema complejo, para proponer alternativas, tozudamente decía: “Nunca se va a construir”. Su opinión que no tomábamos en cuenta, resultó totalmente cierta, lo que me da ganas de terminar esta nota con ese final.
Mucha agua ha corrido (no bajo los puentes, casualmente) y en distintos lugares del departamento se han hecho avances publicitarios sobre esos megaproyectos, en áreas vinculadas a la costa del Río de la Plata. Como siempre, se anuncia que el proyecto en ciernes implicará inversiones millonarias, que contribuiría al desarrollo del departamento y generaría gran cantidad de puestos de trabajo. Esto último es siempre el “caballito de batalla” que genera expectativas por lo cual es difícil oponerse.
En Nueva Palmira algo se concretó, cercano a la Zona Franca, pero nunca tuvo el desarrollo anunciado. Un hotel de categoría, pocas casas.
En Carmelo en dos oportunidades se intentó -con el pretexto de la construcción de la rambla- un fraccionamiento que tenía por fin una especulación inmobiliaria y nunca tuvo en cuenta el bloqueo de los desagües del Barrio Saravia.
En Conchillas la instalación de Montes del Plata parecía que iba a traer aparejado un desarrollo urbano que avanzaría peligrosamente sobre esa ciudad tan interesante desde el punto de vista histórico y cultural. Por suerte no sucedió.
En Colonia del Sacramento, el Hotel Sheraton se construyó y terminó bloqueando el desarrollo costero hacia el oeste. En el entorno se aprobó un fraccionamiento que si recorremos ahora constatamos que hay muy pocas construcciones y que la mayoría no tienen ocupación continua. Si lo relacionamos con la actual propuesta de Colonia Ala Este que apuesta a veinte mil habitantes más en el entorno, nos parece dudoso que efectivamente se consolide. No hay evidencia de aumento de población que respalde la necesidad de urbanizar más de 500 hectáreas desde Ferrando hasta el Aeropuerto. ¿De dónde vendrían los nuevos pobladores?
La propuesta llamada Colonia Ala Este se promueve como una ampliación de la ciudad, pero no lo es. Declaran ser políticamente correctos en materia ambiental y accesible a todo público pero los dibujos presentados son de una arquitectura que se identifica con los “resorts exclusivos” que pueden encontrarse en cualquier costa de cualquier país.
El lunes 12, en la Junta Departamental con los votos Blancos y Colorados, y la oposición de la Bancada del Frente Amplio se votó la categorización de la zona de Suburbana a suburbana turística. Esto aumenta el valor de la tierra para beneficio de los propietarios que son justamente los promotores del proyecto. Lo que implica esta votación son beneficios urbanísticos que terminan dando la posibilidad de fraccionar en menores áreas, aumentando el valor de la tierra y las ganancias de los propietarios. Esta subcategorización podría haber sido realizada por Decreto del Gobierno Departamental si estuviera previsto en el Plan Director de Colonia, que como decíamos al principio, NO ha sido aprobado.
Este megaproyecto solo da mayores ganancias al mercado del suelo. Las transformaciones que aumentan el valor de la tierra suceden por la construcción de infraestructuras o por cambios normativos que se proponen desde la esfera pública, impulsados por operadores y lobistas. Las exoneraciones impositivas y la flexibilización de las exigencias ambientales y de planificación territorial se corresponden con los intereses de los inversores, no surgen de instrumentos de planificación y no aseguran un territorio sostenible en el largo plazo.
El beneficio entonces será en dinero para unos pocos. Construir otra ciudad al costado Este de la actual Colonia del Sacramento casi tan grande como ella produciría un desequilibrio urbano difícil de resolver. La esperanza está entonces en la frase que mencioné al principio “Nunca se va a construir”. Lo que no evita que el negocio de la tierra y los mega proyectos sigan siendo sustentables…para unos pocos.
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