🔑Testimonio de Sandra Rubinetti: “14 miembros de la familia tuvimos Covid”

Hacía más o menos un año que habían regresado de la gran aventura de irse ambos en una vieja Combi VW hasta Alaska. Fue un viaje de un año “maravilloso, inolvidable”. Es también inolvidable, pero en un extremo opuesto, lo padecido por el Covid en Argentina.
En setiembre de 2020 Rubinetti y su esposo, fueron a Lomas de Zamora donde vivían los padres de ella porque su papá (87 años) estaba enfermo. Y estando allá cayó sobre la familia la tromba del coronavirus.
Primero enfermó de Covid su mamá (86 años) y seguidamente su papá. Ambos fueron internados. Ella en cuidados intensivos. “Estuvo en coma un mes”. y él en cuidados intermedios. En ese tiempo comienzan a enfermar también otros miembros de la familia de Covid. “En total fuimos 14 los que nos contagiamos. Todos los que íbamos enfermando nos quedábamos en casa de mis padres”, haciendo la cuarentena.
Sandra Rubinetti, al igual que sus padres tuvo que ser internada aunque en sala común. “Me llevaron en una ambulancia y pasé el día en una camilla en un hospital del Estado (Lomas de Zamora). En la tarde se asoma una doctora y pregunta a los gritos por Sandra Rubinetti, levanté la mano. Cuando me ubica, grita: ‘Tiene coronavirus, se queda internada’. Y en la noche me pasaron a una sala preciosa”. Al recordar esos momentos, y otros difíciles que vivió ella y su familia, las lágrimas asomaban en sus ojos y no podía por momentos seguir el relato a EL ECO, sentada en la cocina de su casa en Uruguay, compartiendo un té de canela.
Por las noches, a las 21 horas, todos los miembros de la familia se juntaban a conversar. “Yo ya estaba de alta y hacíamos como que nos encontrábamos en torno a la cama de mamá y después de la de papá. Tratábamos de pasarles energías. Después que salió del coma, mamá comentó que había un momento en la noche en que se sentía mejor, tal vez era por nuestros deseos y mensajes de recuperación que les mandábamos juntándonos todos por Zoom, incluso mis hijos que viven en Montevideo. Aunque mis padres no podían vernos ni saber lo que hacíamos, igualmente nos conectabámos en familia a las 21 horas. Compartimos tantas cosas con mis hermanos y mis sobrinos, como nunca antes, juntos”, contó Rubinetti.
Recordó -y nuevamente se emocionó- que uno de sus hermanos con Covid montó un gazebo. “Él estaba adentro y su familia afuera pero almorzaban juntos, juntaban las mesas de un lado y otro, así compartían”.
Cuando le tocó a ella estar internada, el médico a los días le dijo que podía permanecer alguien con ella si se quedaba en forma permanente en la sala, si también tenía Covid, “y bueno vino Gustavo -que pasó la enfermedad sin síntomas complicados- y ahí comencé a sentirme mejor. Hasta que a los siete días más o menos, de estar internada, volvimos a casa de mis padres”.
Los primeros días que estuve internada “sentía que me moría, no podía respirar, no tenía fuerza para nada. Hasta que una mañana me desperté mejor, me di cuenta que iba a vivir. Poco a poco fui mejorando. Pero no me podía concentrar en nada, ni meditar, ni cantar Mantras, ni atender el celular. Todo me costaba mucho”.
Llegaron las fiestas y estaban todos recuperados del Covid, incluso sus padres. “Pasamos las fiestas todos juntos. Fue muy lindo”. En enero -por otro problema de salud- su padre fue internado y falleció.
Contó Rubinetti que fue un tiempo de “gran aprendizaje, de valorar muchas cosas. Fueron 6 meses en total que estuvimos en Argentina”.
Los primeros tiempos hacía una cuadra -y como muchas otras personas- me fatigaba. En Palmira estaba acostumbrada a caminar seis kilómetros hasta el Balneario Brisas. De a poco fui recuperando las fuerzas. Todavía hay momentos en los que me agito al caminar, no sé si antes del Covid me pasaba, me doy cuenta de eso ahora.
Cerrando la nota, expresó que “el Covid es muy contagioso. Hay que cuidarse mucho”. Exhortó a la gente a tomar todas las medidas de precaución, y pasar la enfermedad pensando en forma positiva”.