SOCIEDAD
140 años de Farmacia Arrieta: Daniel Chargoñia habla de una historia de “labor solidaria”
De jugar con las cajas y frasquitos de la farmacia y corretear en la vereda, Daniel Chargoñia Madina hoy es el principal de la Farmacia Arrieta, la más antigua de Nueva Palmira, que este sábado 1 de mayo cumple 140 años. Él forma parte de la tercera generación que está al frente del negocio fundado por Juan Arrieta en 1881.

El edificio de la farmacia está ubicado en Gral. Artigas entre Perú y Chile. En su interior se combinan los muebles de otrora con los modernos. Historia y presente se dan la mano. Daniel contó a EL ECO los comienzos, y su responsabilidad de contribuir con la salud de la población porque la farmacia “va más allá de ser un negocio”.
Daniel Chargoñia, proncipal de Farmacia Arrieta
-‘Farmacia Arrieta’ comenzó cuando Nueva Palmira tenía menos de 4.000 habitantes, ¿quiénes fueron sucediéndose como dueños?
-La fundó Juan Arrieta, un químico farmacéutico que vino a Montevideo proveniente de Arrieta, provincia del país Vasco, e instaló una farmacia. La esposa de Juan Arrieta, de apellido Arenaza, sufría de asma y los médicos de la época le recomendaron que se instalaran en el litoral del país que era mejor para su salud. Así llegan a Nueva Palmira. Juan Arrieta abrió una farmacia, la llamó ‘La Botica del Pueblo’, creo que estaba en la casa de enfrente que después fue de la familia Banega-Chiesa. Ahí estuvo hasta que se construyó el edificio donde está ahora documentada su apertura, por parte del Ministerio de Salud Pública, el 1 de mayo de 1881.
Posteriormente uno de los hijos del matrimonio, también químico farmacéutico, se hizo cargo de la farmacia. Cuando él falleció, su esposa, de apellido Fontana, en honor a él le cambia el nombre a ‘La Botica del Pueblo’ por ‘Farmacia Arrieta’. Estamos hablando de 1910, más o menos. En ese entonces compra la farmacia mi abuelo Ángel Madina Arenaza, casado con Ernestina Guala Ravera. Tienen tres hijos, mamá (Sonia, que le decían ‘Chocha’), Juan José e Inés. En la década del 50 mamá le compra la parte a sus hermanos y queda a cargo del emprendimiento familiar. Con el paso de los años mi hermano Alfredo y yo comenzamos a trabajar en la farmacia hasta que en el 2013 quedamos a cargo y desde hace escasos años estoy yo al frente.
-En la farmacia estás desde que naciste hace 56 años, ¿cuáles son tus recuerdos más marcados?
-Me crié en la farmacia. Recuerdo cuando se elaboraban las cremas, se preparaba el merthiolate, los jarabes con las fórmulas que aportaban los médicos. Antes venían las drogas madres y los químicos elaboraban todo.
-¿Qué significa para ti estar al frente de un negocio que se mueve en el mundo de la salud?
-Primeramente está todo lo afectivo, la historia… y al ser un rubro directamente involucrado con la salud esto te determina respeto, tener claro que uno no puede pasar por encima de un profesional. Se venden medicamentos que no necesitan receta profesional pero para eso hay que estar al tanto de las contraindicaciones. Hay que actualizarse permanentemente de todo lo que involucra el rubro.
La farmacia para mí no es un comercio, más allá de lo económico es una labor solidaria, esa es la trayectoria que la ha caracterizado y que hace que ahora cumpla 140 años. La esencia es que no vendemos artículos de lujo, estamos para contribuir a solucionar problemas de salud, y ante eso no nos podemos negar, es nuestra responsabilidad; va más allá de ser un negocio”
Daniel Chargoñia y las colaboradoras Ana Barroso y Mabel Barale
-Con el paso de los años han cambiado mucho las farmacias porque también han anexado, por ejemplo artículos de belleza
-Sí, pero no se puede perder el norte de cuál es la función central de una farmacia, por algo por ley se denominan ‘comunitarias’ que se diferencian de las que son las hospitalarias o mutuales. Cuando surgieron las farmacias mutuales todos nos vimos forzados a anexar otros productos, caso cosmética y bijouterie.
-¿Qué piensas viéndote detrás del mostrador atendiendo al público?
-Es un trabajo que aprendí a querer. Me da cierto placer, consciente de la responsabilidad que uno tiene ante el cliente. Esto escapa a lo frívolo de la rentabilidad económica. En mi caso es mi historia, y uno se preocupa por preservar la línea de quienes crearon y mantuvieron todo esto.
Mi objetivo es estar siempre actualizado en todo, brindar un servicio, ser solidario. No me olvido que esta farmacia comenzó cuando había muy pocos médicos y era la farmacia la que solucionaba muchos temas de salud, y ese servicio a la salud es lo que uno quiere mantener.
Ahora estamos en una pandemia, y las farmacias no cierran. Desde nuestro lugar hay que mantener la prudencia, cuidar el rol social porque somos el nexo para contribuir en todo lo que es salud.
-Este sábado llegaron los 140 años…
-Sin vanidad siento orgullo y como los antecesores para mí es importante cuidar la ética. Son 140 años y no puedo defraudar a quienes me precedieron, más allá de los cambios propios que marca la historia. Hace 140 años todo se elaboraba en la farmacia, hoy viene todo hecho, pero la responsabilidad es la misma al momento de entregar un medicamento.
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