Despidos y trabajo rotativo acorralan a periodistas

Sólo unos ejemplos. En el diario ‘El Observador’ unos 30 trabajadores fueron un lunes a trabajar y les notificaron que cerraba el diario quedaba como portal y en formato papel los sábados, transformándose en semanario. De esa treintena de periodistas, unos diez fueron despedidos y el resto con futuro incierto mientras transitan el seguro de paro.
En Océano FM (Montevideo) quedaron sin trabajo a partir del 1 de junio 15 personas, excelentes trabajadores de prensa, que estaban en tres programas de contenido. El empresario dueño de la radio, Pablo Lecueder, dijo que Océano FM pasaba a trasmitir sólo música, los números no le cierran para seguir con la programación que tenía, dijo.

Esto que pasó en El Observador y en la FM -que ponemos como ejemplo- se repite en todos los llamados ‘grandes medios’ de radio, televisión y prensa.

Los trabajadores de la prensa en seguro total, parcial y despidos, en todos los medios del país, va en desmedro de la información y de la libertad de expresión, porque muchos de los quedan trabajando pueden quedar sujetos exclusivamente a lo que dispone el patrón. Si el patrón le dice no al periodista, tal vez en ocasiones deba quedarse en silencio, porque sabe que va a la calle en tiempos donde sobran los trabajadores en este rubro. No todos se callan, están los que patean el tablero. En definitiva está amenazada la libertad de expresión en Uruguay.

La pandemia de la desinformación se instaló en Uruguay como en el resto del mundo, que vive la misma realidad que aquí.

Es una situación grave, peligrosa, porque se pierde la información veraz, la investigación periodística independiente. Los grandes medios están bajo el control económico de poderosos,  y vinculados con quienes gobiernan el país. Y los oyentes, televidentes y lectores, la ciudadanía toda, pierde la visión real de lo que sucede, queda dependiendo de intereses partidarios y de grupos económicos de poder.

Ejemplos diarios: la información policial se va centrando en casos resueltos, salvo hechos muy notorios que resultan imposibles ocultar, aunque siempre surgen una justificación para no dejar mal parado al Ministerio del Interior o de Defensa; escasas entrevistas a la oposición y minutos interminables con los micrófonos abiertos para que hablen representantes del gobierno; pocas entrevistas a sindicatos; y pocos micrófonos para que la ciudadanía exprese desacuerdos con el gobierno de turno.

¿Cuál es la libertad de prensa? Muchos periodistas en este mundo pandémico se mueven entre la presión de los gobiernos en combinación con los dueños de los medios, y el despido.
Nancy Banchero