Historia paranormal: qué contó un camionero y quién es el andante (parte 2)

El portal digital del Diario Cambio, informó hace cuatro años sobre un misterio en la noche del pasado domingo 29 de diciembre en la Ruta N° 31, próximo al departamento de Salto, cuando un camionero detuvo su marcha de forma imprevista tras encontrar en medio de la ruta a una mujer vestida de blanco. Según manifestaron camioneros, no es la primera vez que ocurre y lo asocian a un tipo de fenómeno extraño, pues la mujer desaparece en medio de la oscuridad.

El camionero

El testimonio del camionero también recoge parte de lo vivido por el sanducero de diciembre de 2024. “Venía manejando por la ruta cuando de repente comienzo a notar algo en el medio del camino, al principio y por la distancia pensé que era algún animal o algo así, pero jamás me imaginé que era una mujer. A medida que me iba acercando, bajé la velocidad hasta que frené a varios metros. No podía creer lo que estaba allí frente al camión”, dijo el trabajador del volante.
“La verdad que me dio miedo, no te lo voy a ocultar. Pensaba en si bajaba del camión y le hablaba, o si ella vendría a decirme algo. Fueron minutos tensos porque ella no se movía del medio, ni me hablaba. Solo estaba parada. De inmediato tomé la radio que tenemos y le conté a mis compañeros lo que estaba pasando. Atrás de mí, venía otro compañero con un camión, prácticamente a unos pocos kilómetros”. Fueron pocos minutos hasta que la mujer comienza a caminar hacia el camión, me dio miedo y subí la ventana. Igual pensaba que si me iba a decir algo la iba a escuchar. Jamás sentí tanto miedo como en su caminata hacia el camión. Mis compañeros por radio me indicaron que quedara tranquilo que no pasaba nada y que ya estaban cerca”, dijo en su relato.

Desapareció en la oscuridad

El hombre detalló: “La mujer siguió caminando hacia el camión y cuando llegó bien frente al mismo, se dirigió al lado donde estoy conduciendo, miró hacia la cabina, no me dijo nada y continuó su marcha al costado del vehículo. La verdad que no podía ni hablar del miedo, porque no sabía qué estaba pasando. Si me iba a pedir algo o qué, lo real es que simplemente desapareció en la oscuridad. Miraba por el espejo hasta que no pude veda más, de inmediato tomé mi linterna y busqué en la oscuridad a esa mujer, que ya no estaba en medio del campo y la ruta. Solo podía ver a unos kilómetros las luces del camión de mi compañero que venía rápidamente ante mi llamado”, manifestó.

“No se cómo explicar lo ocurrido”
Consultado sobre qué piensa que ocurrió, dice: “La verdad que no creía en nada pero esto de hoy me cambió todo. No sé cómo explicar esto, no creo que una mujer camine sola en la ruta en medio de la nada. Sinceramente creo que esto se trata de algún fenómeno raro, no sé cómo explicar, estoy convencido que esa mujer no era real, nadie desaparece así de la nada en ese lugar. Cuando mi compañero llegó nos pusimos a buscar con las linternas, claro que con los camiones encendidos y las balizas porque estábamos en medio de la ruta, en la oscuridad. No encontramos ni un rastro de nada. Solo nos quedó irnos de allí. Hablando con otros compañeros camioneros, nos contaron que eso no es nuevo y que ya pasó a otros”, sostuvo.

El andante

En las cercanías de la ciudad de Bella Unión, departamento de Artigas, un relato corre de boca en boca desde la época de auge del gran ingenio azucarero CALNU. En los accesos al lugar había una curva muy peligrosa, causa de muchísimos accidentes. Uno de ellos, trágico por sus características, acabó con la vida de un inversor de la cooperativa que llegaba desde Montevideo.
Quienes viajan por esa vía en estos tiempos se topan a veces con un extraño caminante, que se dirige hacia CALNU y en ocasiones hace dedo. Viste traje antiguo, usa sombrero y lleva una maleta. Cuando un conductor atento accede a llevarlo, extrañado ante una indumentaria tan poco común, el atildado señor comenta que es un inversor importante que se dirige hacia su trabajo. Al llegar a destino los choferes suelen ser víctimas de un ataque de nervios cuando su ocasional copiloto, con perfecta cortesía, emite un “gracias” frío y penetrante y se desvanece del coche como por arte de magia.