SOCIEDAD
Hoy se cumplen 150 años de EL ECO DE PALMIRA y les contamos la emocionante historia de su comienzo
El primer periódico de Nueva Palmira, el “Eco de Palmira” surgió después de una asamblea popular (cómo veremos a continuación) en aquel verano de 1872; quizás por ello la importancia que tuvo para la población dicho periódico, cuyo lema editorial era: “del pueblo y para el pueblo” en aquel entonces.

Por el historiador Jorge Frogoni. En enero de 1872 había sido invitado por la Sociedad Amigos de la Educación Popular de Nueva Palmira, para un acto eleccionario de la Comisión Directiva, el señor Daniel Granada y Conti (nació en Vigo, España, 3 de setiembre de 1847 – falleció en Madrid, 3 de diciembre de 1929), fue un escritor, lingüista y antropólogo español radicado en Uruguay desde temprana edad, autor entre otras obras del “Vocabulario Rioplatense Razonado” (Montevideo, 1889) y “Reseña histórico-descriptiva de antiguas y modernas supersticiones del Río de la Plata” (Montevideo, 1896).
Daniel Granada viajó en vapor de Montevideo a Nueva Palmira, y se alojó unos días en nuestra ciudad, aquí se encontró con un acto popular que le llamó la atención y le escribió a su amigo Pablo de María: “amigo mío, voy a referirle un suceso de que he sido testigo en este pueblo el día 14 del corriente:
El señor Cominges, que con tanto aplauso y pública admiración ha consagrado sus facultades intelectuales y materiales comunicar a este villorio, impulso de progreso con que nos brinda la positiva civilización de nuestro siglo, había solicitado la convocación del pueblo de Nueva Palmira para proponer y someter a su juicio y resolución, algunos asuntos de interés general que él tenía proyectados… Este proceder para plantear cualquier empresa, por convenido que uno esté de su importancia y utilidad, es sobremanera acertado; pues de nadie se puede esperar mejor consejo, de nadie mejor impulso, de nadie mejor apoyo y sostén en todos aquellos actos que poderosamente interesan la pública prosperidad, que del pueblo todo soberanamente congregado en un sitio público, donde desde el más ilustrado hasta el más ignorante, desde el más poderoso hasta el más flaco y humilde, deliberen con toda libertad /…/ y resuelvan de consuno lo que lleguen a convencerse que es más conveniente, más útil y saludable y justo. Se señaló, pues, para el efecto el día 14 del corriente, a las cinco de la tarde, en frente del colegio de la Sociedad de Amigos de la Educación Popular, día en que también esta se reunía para verificar la elección de la Comisión Directiva que debía reemplazar a la que terminaba su período. Como esta sesión durará hasta cerca de las seis de la tarde, recién a esta hora pudo efectuarse la reunión popular, compuesta de un número bastante considerable de vecinos.
Uso primero la palabra el Sr. Cominges, con elocuencia verdaderamente popular /…/ se dirigía y la índole de los asuntos de que trataba. Uno de estos fue la fundación de un periódico de intereses materiales y morales, en particular de los que se refieren al pueblo de Palmira y su distrito.
/…/ Segundaron al señor Cominges en el uso de la palabra otros varios vecinos del distrito, apoyando la idea y abrazándola con calor. El resultado fue que se dividiese en acciones de seis pesos el importe de la imprenta que ya el señor Cominges había anticipado, resuelto, como lo manifestó a tomar la empresa por su cuenta y riesgo en caso de que el pueblo palmirense no estuviese en disposición de hacer ese desembolso.
Colocadas en el acto casi todas las acciones, pues que personalmente desde luego todos los presentes las solicitaron, se procedió al nombramiento de la Comisión Directiva y administradora del periódico, saliendo electo de presidente el señor don Juan de Cominges y de vocales los señores don Francisco Fontana, secretario, don Trinidad S. Osuna, don Jacinto Laguna y don Ramón Helguera.
Esta tarde, a las seis, celebraba la primer reunión para tratar de las medidas preparatorias convenientes.
La imprenta tiene ya reunido todo el material y personal necesario.
El periódico tendrá el formato de la Revista Mercantil de esta ciudad; y su primer número saldrá a luz, seguramente el Domingo de la próxima semana.
/…/
No puede Ud. figurarse, amigo mío, la unidad de miras que reina en este pueblo insignificante que apenas contará unos ochocientos o mil almas, lo animoso, lo benévolo y caritativo que es. Con frecuencia se hacen suscripciones para favorecer a un pobre, a una viuda, a un huérfano. Este pueblecito costea la escuela primaria de varones, y la de niñas está en víspera de hacerlo, pues trabaja afanosamente para ello: él sostuvo hasta hace algún tiempo dos médicos sucesivos mediante un honorario de cien pesos mensuales además de los que particularmente percibiera con el ejercicio de su profesión; él daba hasta hace algunos años igual honorario al cura del lugar. El sucesor de este, que es D. Domingo Bertolotti, hombre de buen juicio y de mejores intenciones, de bastante expedición en el hablar, honrado a carta cabal, y muy querido de sus feligreses a quien fuimos a visitar el día siguiente de nuestra llegada, nos dijo con mucha satisfacción propia: “yo dificulto que haya un pueblo en la República más filantrópico que éste”; y de ello nos citó varios ejemplos.
Es interesante este último párrafo donde destaca la solidaridad y filantropía del pueblo palmirense, algo que a pesar del tiempo se mantiene y sostiene popularmente muchas instituciones caritativas, de enseñanza, etc.
Dicha reunión o asamblea popular citada por Juan de Cominges se realizó en el patio de la casa de Antonio Berardo (actuales calles Gral. Artigas casi Chile, automotora Chiesa), donde en uno de los salones se localizaba la escuela popular de la Sociedad Amigos de la Educación.
Las acciones eran vendidas a 6 pesos, y se vendieron unas 60 ese día, cubrieron la mitad del costo de la imprenta de unos 600 pesos.
Entre los colaboradores se encontraba don Domingo Ordoñana, propietario de la estancia “Casa Blanca” y uno de los fundadores de la Asociación Rural del Uruguay y gran impulsor de proyectos cultuales y progresistas para nuestra ciudad. Otros de los colaboradores fueron: don Martín B. Castillo, empleado de Aduana por aquel entonces; don Ramón Helguera jefe de Correos, y Francisco Fontana, secretario de la Comisión Auxiliar de la Junta E. Administrativa de Colonia; también figuraba Antonio Berardo, Andrés Gazzan, etc.
La imprenta funcionó en las calles América (actual Dr. Cúneo), entre Independencia (actual Felipe Fontana) y Montevideo, el edifico antiguo que fue casa y almacén de la familia Rotondo, frente al Molino de Nueva Palmira.
El primer número del “Eco de Palmira” salió el 28 de enero de 1872, que era domingo. En esta primera etapa duró un poco más de un año, hasta el 6 de abril de 1873, saliendo 62 ejemplares. Después de un breve tiempo de no salir, vuelve a la luz desde agosto hasta diciembre de 1873, pero esta vez bajo la dirección de don José Zamora. Para finalmente comenzar una segunda etapa en julio de 1915 y permanece hasta nuestros días, por más de cien años.
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