COLUMNISTAS
Informe profesional: ¿Cómo comunicarnos con una persona “sorda”?

Por la fonoadióloga Johana Moreira Hermans. Todos conocemos o tenemos en nuestra vida a alguien “sordo”, ya sea nuestro abuelo o alguien incluso joven. ¿Nos hemos sentado a pensar alguna vez si realmente damos todo de nosotros para comunicarnos de la mejor manera con ellos?
La hipoacusia, más conocida como “sordera” es la pérdida de la capacidad auditiva, ya sea leve, moderada o severa, y a pesar de la errada creencia de que uno pierde la audición cuando envejece, ésta puede presentarse por diferentes razones, que no ahondaremos ahora, y con diferente intensidad, pero a cualquier edad.
Existe un prejuicio social sobre “quedarse sordo” y lo que esto conlleva, muchas veces se distorsiona la comunicación y hay toda una clase de sentimientos que se generan en una persona con pérdida auditiva, sobre todo cuando es severa o profunda. Esa persona puede sentirse con baja autoestima, rechazada, incluso avergonzada de tener que pedir que se le repita varias veces y aun así no entender, y esto genera sentimientos negativos en la persona, que se reflejan también en su entorno y a veces llevan al aislamiento y marginación.
Lo ideal es buscar el correcto equipamiento protésico para cada situación, pero muchas veces hay un rechazo al uso de audífonos, o aunque esté equipada, una persona con pérdida severa o profunda puede (muy frecuentemente) no discriminar el 100% de las palabras. Es entonces el momento de apelar a la empatía y preguntarnos: ¿Será que estamos haciendo todo lo posible por comunicarnos correctamente con esa persona o perdemos rápidamente la paciencia?
Podemos entonces informarnos con el especialista de confianza (fonoaudiólogo u otorrinolaringólogo) sobre las características de la hipoacusia para que nos brinde “estrategias comunicativas”. Éstas son comportamientos, gestos o actitudes que permiten compensar las limitaciones causadas por la pérdida auditiva.
Brindaremos algunos ejemplos para que puedas utilizar con esa persona conocida o con cualquier persona que te manifieste pérdida auditiva, o si eres una persona hipoacúsica para que puedas indicarle al interlocutor sin vergüenza.
Pongamos como ejemplo la común pérdida auditiva de un abuelo, una persona mayor que por lo tanto presenta un típico caso de “presbiacusia”, es decir, pérdida auditiva progresiva por la edad. Este tipo de pérdida comienza por las frecuencias agudas y son las que presentan generalmente mayor dificultad. Entonces, lógicamente, sonidos agudos como el del timbre de la casa, algunos tonos del celular, del teléfono, se van perdiendo y por lo tanto no los oye. Esto nos lleva a pensar cambios simples que uno puede realizar y no cuestan nada… lo ayudamos a elegir un timbre cuyo sonido sea más grave, ayudamos a buscar otro tono de celular y así sucesivamente con todos los sonidos que pueden verse afectados, o incluso podemos cambiar sonidos por señales lumínicas.
También encontramos que, con las frecuencias agudas perdemos la capacidad de oír algunos sonidos del habla, entonces la capacidad de discriminar palabras disminuye. Muchos pensarán que lo más fácil y acertado es hablarle más fuerte, gritarle, pero no necesariamente es así. Hay pérdidas auditivas que con aumentar la intensidad del estímulo logran discriminar todas las palabras de la charla, hay otras, como muchas veces en la presbiacusia, que al aumentar demasiado el “volumen”, genera el efecto opuesto, discriminan menos e incluso sienten molestia.
Por todas estas razones que hemos resumido muy escuetamente de lo que es el área audiológica, las mejores estrategias y que todos podemos utilizar son: buscar entornos silenciosos donde no haya otros sonidos o distracciones, evitar las conversaciones cruzadas cuando estamos en reuniones, llamar su atención cuando se le va a hablar (porque no nos escuchará si gritamos su nombre desde otra habitación, debemos trasladarnos hasta donde se encuentra y tocarlo, por ejemplo), mirarlo de frente cuando hablamos y articular cada palabra lo mejor posible, hablando lenta y pausadamente, puesto que muchos utilizan como apoyo la lectura labial y les funciona de maravilla (Por eso es muy importante en estos momentos el uso de tapabocas o máscaras transparentes, inclusivas). Podemos también utilizar sólo frases cortas y concisas, o cambiar la estructura de la frase en lugar de repetir una y otra vez lo mismo.
Por último, lo ideal sería también apoyarnos en la escritura, si es que el hipoacúsico está alfabetizado.
Utilizando estas estrategias se notará que la interacción mejorará muchísimo, que incluso cambiará el humor de la interacción y la reacción del interlocutor. Son cosas simples, sencillas, pero que a veces no tenemos en cuenta. Hay que ser más humanos, empáticos y adaptarnos a las necesidades del otro.
Cel 099 149 185 – e-mail [email protected]

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