SOCIEDAD
Jessica Battó: “Como maestra rural siento la necesidad de hacer mi descargo”
Jéssica Battó Francois, maestra de la Escuela Rural nº 118 de Paso Hospital, ubicada a unos 20 kilómetros de la ciudad de Tarariras (dpto. Colonia), escribió en su muro de facebook su preocupación porque se pretenda hacer retornar a clase a niños del ámbito rural. Para lo cual incluso se sugirió que les pongan pantuflas cuando ingresen al aula.
Jessica, tiene 28 años, vive en la ciudad de Carmelo (departamento de Colonia, Uruguay), y anhela volver a clases, pero da las razones sobre por qué hay que esperar.
Conmueve su amor a los niños, su responsabilidad como educadora, y su valor de salir a proteger a los escolares de los centros rurales.
EL ECO no bien leyó su carta-descargo se contactó con ella para publicarla, aceptó con gusto su difusión. Es una maestra que se juega en defensa de los alumnos.
La carta que escribió Jessica
Como maestra rural siento la necesidad de hacer mi descargo.
El debate no se reduce a querer o no concurrir a trabajar, hoy en día me encuentro en una institución escolar donde me siento cómoda y feliz.
Lo que molesta en esta situación es que las escuelas rurales y su entorno siempre han sido olvidadas. Somos las últimas escuelas en recibir los útiles escolares, materiales didácticos, mobiliario y demás, porque al parecer, los niños rurales por ser minoría no tienen los mismos derechos a trabajar con la misma calidad que los niños de zonas urbanas; tanto así, que tampoco contamos con profesores de educación física, inglés o música. Pero en este momento hemos resurgido y somos recordados como prioridad, ¿raro no?
Pero lo más indignante de esta situación es que colegas, compañeras, que viven en pequeñas ciudades, cerca de las zonas rurales, parecen desconocer la situación, inclusive habiendo tenido en épocas de estudio prácticas en escuelas rurales. Estas personas, colegas, creen que por ser “poquitos”, “tomando el virus en serio”, “con higiene y cuidado”, no corremos riesgo, los alumnos, los padres, los maestros, auxiliares y comunidad en general.
Según estos, te acostumbras a estos cuidados, y te aseguran que con los cuidados necesarios no va a pasar nada, total, son poquitos, es más, hasta nos recomendaron que compremos pantuflas y al llegar a la escuela se cambien de calzado, porque “son poquitos”, y así “ser felices esas horas”.
Creo que la felicidad con los niños no está en discusión, pero uno como maestro debe resguardar la salud de sus alumnos, somos felices cuando el niño es cuidado y protegido, sea uno o veinte.
Cabe aclarar que en la generalidad de los caso rurales la llegada del docente a sus alumnos es de un 100%, porque hoy en día la gran mayoría cuenta con conectividad y sino se busca la manera de llegar a ellos. No siendo el caso de las escuelas urbanas, lamentablemente en el 2020, todavía piensan que la gente de campo somos, brutos, ignorantes, “bichos” Y no es así.
Realmente lo que más deseamos y anhelamos los docentes de escuelas rurales es regresar al aula, y darnos el gran abrazo de todos los días, porque lo disfrutamos y somos felices con ellos.
Jessica Battó en una fiesta de una escuela rural (foto archivo)
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