SOCIEDAD
Julio Fontana: cuando el talento y la música no pagan, queda la pobreza extrema
Vive en un rancho de lata y nylon en la calle Bravo a unos 200 metros del ingreso a la Zona Franca de Nueva Palmira. Fue un excelente cantor y guitarrista pero hoy está en un pozo, ya sea en el terreno como su vida social y económica.
Por Daniel Roselli

Con su caminar despacio, de piernas chuecas, Julio Fontana se ha deteriorado. Nada queda de aquella imagen de hombre delgado y pelo largo, que junto a Horacio Gómez formaron “Las Voces del Nogal”. Un dúo que hizo historia, que marcó. Fue en el año 1974 ganó el Festival Nacional de Durazno.
Ese evento, esa conquista de un dúo palmirense, fue todo un acontecimiento, que hinchó de orgullo a la ciudad, la música y la cultura se agrandaron y su fama trascendió fronteras. Es que después del Festival de Durazno viajaron a Buenos Aires y actuaron en el vivo en el Canal 9 de televisión abierta de la República Argentina.
Sin embargo “la fama es puro cuento” como dice la canción. Las luces se apagan, el tiempo pasa y la vida también. Luego de 15 años de actuaciones “Las Voces del Nogal” se separaron, no actuaron más y quedaron como un recuerdo, un hermoso recuerdo. Además en agosto del año 1999 en la ciudad de Dolores Horacio Gómez falleció imprevistamente.
La pobreza
Hoy Julio Fontana vive en la pobreza, en su camino se ha deteriorado y más de uno le sacamos el cuerpo cuando viene a pedir ayuda. Es que “Las Voces del Nogal” se callaron, se silenciaron, y solamente queda un recuerdo y un hombre flaco de 78 años que no ha olvidado las luces de los escenarios, sobrevive increíblemente en su rancho que no tiene luz y se ilumina exclusivamente con los focos del alumbrado público.
La cultura no paga, pasan los años, pasa la juventud y la mayoría de los artistas se vuelven anónimos. También es cierto que uno construye su mundo y a veces la bohemia pasa factura. Pero quién no le erró alguna vez.
Julio comenzó un descenso hace muchos años. Está en un rancho de chapas y nylon en una zona inundable, sin agua potable ni energía eléctrica. Hoy necesita ayuda, de lo que sea y además “me robaron los 1500 pesos que tenía”, nos dijo cuando le llevamos unos paquetes.
El disparador para estas líneas fue éste: “Nanci (sic): Soy Julio Fontana. Necesito ayuda de cualquier indole (sic). Estoy frente a TGU. Calle Bravo. Bisitame (sic) urgente. Necesito ayuda ‘urgente’”. Así dice la misiva que Julio Fontana dejó el pasado domingo en la Redacción de EL ECO en Nueva Palmira.
En este momento Julio Fontana es de los invisibles que el sistema desecha. Nadie le presta atención. Sin embargo vive y respira y en este preciso momento está junto a un viejo brasero esperando la ayuda que sea posible. El covid-19 no es preocupación para él.
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