La instalación de UPM2: Todo el mundo está de acuerdo

 Con el anuncio de la instalación de la segunda planta de fabricación de pasta de celulosa de UPM, se desató una mini polémica en el mundo político partidario y una desazón en los sectores ambientalistas.
En una punta de la madeja está la moderna contaminación de la planta finlandesa, los vertidos al Río Negro y al aire que siempre estará en estandares aceptables, el monocultivo de eucaliptos y la necesidad de una mayor plantación de este monocultivo con los graves impactos ambientales sobre la tierra y el agua del sub suelo, los privilegios fiscales al convertirse en zona franca…
Por otro lado, la otra punta de la madeja son los seis mil puestos de trabajo en la construcción de la planta, la inversión de 2.700 millones de dólares, la construcción del ferrocarril y la terminal portuaria en Montevideo, el futuro aumento del PBI, la satisfacción por ratificar que Uruguay es un país seguro para las inversiones de las trasnacionales, la negociación de que el gobierno se manejó bien…
Dentro de ese panorama, al medio, buscando su postura, la clase política y gobernante que ensayaba un discurso según sus intereses políticos y económicos.
Detrás del economista Danilo Astori, los gobernantes y políticos frenteamplistas están alineados detrás de las plantas de producción de pasta de celulosa desde el año 2004, cuando autorizó la UPM1 (en aquel momento Botnia) en Fray Bentos sobre el Río Uruguay. Después vendría Montes del Plata en Conchillas (departamento de Colonia) sobre el Río de la Plata. O sea que la UPM2 es crónica de una muerte anunciada.
En el Frente Amplio en el ejercicio del gobierno quedaron por el camino los postulados de lucha anti imperialista ante las multinacionales, todo sucumbió por el aumento del PBI y de hacer buena letra ante los organismos internacionales. La postura cambió en el ejercicio del poder, y no fue la única, también el gobierno frenteamplista dejó por el camino la búsqueda de los desaparecidos, el juicio a los militares, el retiro de los militares de las misiones de paz, la creación de la ley de riego, la legislación de las zonas francas…

De acuerdo pero no tanto

En tanto los dirigentes de la oposición, o al menos quienes tuvieron mayor cantidad de votos en las pasadas elecciones internas del 30 de junio, ensayaban posturas de congratulación con el anuncio de la instalación de UPM2 pero no tanto. Luis Lacalle Pou, por ejemplo, cuestionaba el procedimiento del gobierno pero por supuesto que no la instalación. ¿Cómo lo va a hacer?, si su familia es propietaria de cientos de hectáreas forestadas con eucaliptos en los departamentos de Río Negro y Paysandú. Además dicha forestación se impulsó intensamente cuando su papá, Luis A. Lacalle, fue presidente de la República (1990 – 1995).
Lo mismo que el colorado Ernesto Talvi, abanderado del neo liberalismo, que no oculta en lo más mínimo que su postura se apoya en el capitalismo puro y que estas inversiones son su devoción. Igual, dijo que estaba de acuerdo pero le hubiera gustado participar de la negociación.
Lo mismo manifestaron Pablo Mieres (Partido Independiente), Julio Ma. Sanguinetti; estaban de acuerdo con UPM2 pero no con el gobierno o por lo menos en este año electoral que no fuera tal anuncio.
Sin embargo Luis Lacalle, que se ve con posibilidades ciertas de ser el próximo presidente del Uruguay, saca cuentas que si comienza la construcción de UPM2 a fines de este año tiene tres años de hacer la plancha en ciertos sectores de la economía uruguaya. Y con todas las posibilidades de aplicar todas las restricciones posibles a los sectores más vulnerados de nuestro país, que en principio pasarán desapercibidas con el movimiento económico de la planta finlandesa.

Las dudas que son mucho más

El poder económico privado y trasnacional tuerce las muñecas de los gobiernos. La frase de otrora del presidente de la República, doctor Tabaré Vázquez, “si contamina la cerramos”, suena a hueco si tenemos en cuenta que desde el año pasado el gobierno intenta que los finlandesas realicen esta inversión en Urugauy.
En este marco, las oficinas estatales se convierten en misiones de aprobación en lugar de fiscalización o de cuidado del área a la que fueron asignadas; la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) opera de esta forma y algunos emprendimientos en el departamento de Colonia son prueba de ello: en la ciudad de Nueva Palmira tenemos el puerto de Ontur y un enorme depósito para pasta de celulosa donde era una playa; la instalación de la planta de producción de ácido sulfúrico de ISUSA en un campo de alto índice de coneat y rodeada de vecinos entre Nueva Palmira y Agraciada; la destrucción de la dunas y construcción de una marina en el Hotel Médanos de Federico Bonomi sobre el Río de la Plata o la aprobación (también con la participación de la Comisión Nacional de Patrimonio) del proyecto de Hotel 5 Estrellas Juan Carlos López Mena en Colonia del Sacramento, y así la lista continúa interminable…
Por supuesto que la instalación de la planta de UPM2 es mucho más. Son proyectos y realidades que producen cambios históricos en el país. Marcan caminos, políticas y llevan a nuevas decisiones en un camino que es muy difícil de desandar. Al igual que las otras plantas son de responsabilidad frenteamplista (a pesar que el resto del espectro político las respalde) y aunque la inmensa masa de sus adherentes apoye la gestión de gobierno, nos da la impresión que se fueron quedando por el camino los jirones de la histórica bandera tricolor. En estos años modernos de la era digital, a frenteamplistas de tantos principios, les duele, les calienta más, el pago del IRPF que las plantas de celulosa.
Así es el mundo de hoy. En la búsqueda un país más humano, más justo, hoy estamos perdiendo batallas, como se ganaron hace 20 años atrás. El capital y el consumo están en lo más alto. Sin embargo las utopías siguen intactas, porque las ideologías también siguen intactas, y quien dice lo contrario ya está aplicando una ideología.
Ya no se trata de UPM2 o no, de la planta o no, sino que lo fundamental es pensar en grande y ver sino estamos destruyendo nuestro propio mundo y el que dejamos a la gente más chica que tanto queremos.