SOCIEDAD
SI LO DICE EL PATRÓN, ASÍ SE HARÁ
En el Uruguay “profundo” prima el desconocimiento de los derechos y obligaciones de los trabajadores rurales, según la empleada tambera María Flores.
María Flores integra la directiva de la Unión Nacional de Asalariados, Trabajadores Rurales y Afines (Unatra, Pic-Cnt). La falta de información es un latigazo que pega fuerte. A veces puede castigar también al empleador.
A raíz de los rebencazos que recibió un trabajador rural hace unos días, el país se acordó que existen los peones, esos hombres y mujeres que silenciosamente trabajan en el campo, y a los cuales rara vez se los escucha protestar. También el país supo que los trabajadores del campo tienen un sindicato: la Unatra, y que las mujeres agremiadas poseen una página de Facebook bajo el significativo nombre de “Esclavas de la tierra”.
EL ECO dialogó esta semana con María Flores, trabajadora tambera de Durazno que integra la directiva de la Unatra, integrante del Pit-Cnt. Habló del Uruguay “profundo”, ese que “no respeta” a los trabajadores y donde esos mismos trabajadores “desconocen sus obligaciones y derechos”, una situación que no es ajena a otros rubros.
Flores sostiene que velar por los derechos de los trabajadores rurales “es difícil” porque, “según el último censo (2011) somos 98 mil y sólo estamos agremiados 2.200”. Y si bien habló de la situación de los peones, tuvo en cuenta que “cerquita de Montevideo, en Canelones, hay trabajadores de avícolas que atraviesan condiciones deplorables de trabajo, sin baño y sin que les respeten las ocho horas de trabajo”.
Al haber tan pocos trabajadores agremiados, “es muy difícil llegar al Uruguay profundo. Todavía quedan patrones sin respetar las leyes laborales, hacen trabajar a la gente de sol a sol, y les dicen “acá mando yo” o “si no te gusta sabés lo que tenés que hacer”, que no es otra cosa que es irse y sin despido. Para esos patrones el sindicato es una mala palabra”.
Remarcó que “hay trabajadores en Tacuarembó, Artigas, que afrontan condiciones laborales muy malas”. La Unatra ha recibido también denuncias del departamento de Colonia: “por ejemplo, de trabajadores de tambos. Se han dado casos en que los patrones han querido desalojar a los empleados con la policía, como se hacía en el 78, cuando esa ley no existe más”.
El sector tambero tiene la ventaja de que trabaja todo el año, pero los operarios temen por su futuro. “Los otros días vimos el tambo robótico que auspicia el Inia” (Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria) La Estanzuela (departamento de Colonia). “Ahí se mostró cómo se ordeña una vaca con un robot”. María contó que “hay máquinas que se manejan desde el celular, la tecnología va sacando mano de obra, los trabajadores tenemos que capacitarnos para afrontar los cambios tecnológicos”. La lista de problemas para los trabajadores del campo es larga, según Flores. “A veces se pone difícil en los tambos y otras en el agro”. Al preguntarle cuál es la situación de los peones sojeros, indicó que “normalmente escapan a los controles del Ministerio de Trabajo porque a su frente están empresas tercerizadas, que van a sembrar y cosechar. Se trasladan de Colonia a Artigas, van por todo el país y es difícil controlar si sus empleados están en regla. Nosotros pedimos que la Caminera haga inspecciones en las rutas, porque el patrón abre las porteras para que entre la tercerizada que siembra, se va, y vuelve recién para la cosecha. El resto del tiempo el establecimiento pasa cerrado. Tampoco el dueño de la tierra controla a la tercerizada. No se fija si tiene a los empleados en regla, cuando por ley también es responsable”.
Además de las ocho horas de trabajo, salarios acordes a la ley, licencia, aguinaldo, y seguro de enfermedad, “el patrón tienen que darle al trabajador una cama, sábanas, frazadas, un ropero donde } guardar las cosas, baño, botiquín, y la pieza blanqueada. Todos tienen que conocer sus derechos y obligaciones, pero cuesta cuando tenemos tan poca gente agremiada”, señaló la dirigente de la Unatra.
No todas son verdes. Hay empresas agropecuarias que respetan las leyes laborales y cuidan al empleado. A su vez -al menos en sectores del departamento de Soriano y Colonia- muchas veces es difícil lograr que la gente vaya a trabajar al campo.
Flores alertó a los trabajadores rurales para que “concurran al BPS (Banco de Previsión Social) y pidan su historia laboral, porque puede pasar que el patrón los tenga en caja por menos días. El trabajador tiene que estar como mínimo con 13 jornales al mes, porque si no, le será difícil jubilarse. A veces creemos demasiado en nuestros patrones, confiamos en su palabra, cuando en realidad nos falta información. Tenemos que sacarnos la venda de los ojos”.
Si bien habló de los peones en general, dijo que “la situación de las trabajadoras mujeres es peor a la de los varones. Muchas veces se escucha por una radio rural llamados para peones, y dicen: “se necesita capataz de estancia, él 18 mil pesos, la mujer 12 mil”. Sin ir más lejos, los otros días escuché que una radio rural pasaba un aviso que decía: “necesito trabajador para estancia, no pago sueldo, doy casa y comida, preferentemente jubilado”. ¡Eso llegó a poner una radio! Es una gran irregularidad pedir un trabajador y no pagarle sueldo”.
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