“Los grandes narcotraficantes no tienen apariencia delictiva y pasan por productores sojeros”

Las declaraciones del nacionalista Jorge Gandini al opinar que hay  una apariencia delictiva en “gente que tiene tatuaje, gorrito y piercing”, y por seguridad se lo “mira más que al otro” joven que no tiene nada de eso, golpearon fuerte en el país.

Esa moda generó gran polémica en padres con hijos que tienen tatuaje, gorrito y piercing. Y ni qué hablar de los jóvenes hicieron estallar las redes sociales, más que nada ridiculizando la opinión del nacionalista.

Pero volvamos a la polémica desde lo político que desató Gandini. El diputado Luis Puig (FA) dijo que la “convivencia no se base en lo que parece querer imponer la derecha”. La de la “derecha se basa en la represión, en la represión al diferente, a los que tienen apariencia delictiva. Será porque los grandes narcotraficantes no tienen apariencia delictiva y pueden pasar años como productores sojeros sin que nadie los detecte”.

Obviamente este golpe crítico de Puig fue en referencia a exportadores sojeros uruguayos. 

Primero se descubrió al  empresario sojero Martín Mutio Ballester Molina (32 años) que camufló 4.500 kilos de cocaína entre la soja a granel que exportó a Hamburgo. La droga ‘saltó’ los controles uruguayos y se detectó en Alemania.

Y meses después, siempre en el 2019, saltó el caso del  productor agropecuario Gastón Murialdo (45 años)  que intentó exportar 6 mil kilos de cocaína camuflada en harina de soja. Cuatro toneladas y media estaban en contenedores con destino a África y el resto en una tolva en su establecimiento rural de Buena Vista, Soriano (sobre la ruta 21 entre las ciudades de Nueva Palmira y Dolores).

El frenteamplista reflexionó que que no sólo se deben “defender los derechos conquistados, sino también la idea de que nuestra opción de futuro sigue siendo una sociedad más justa, fraterna, igualitaria”, en referencia de no marcar a las personas por su aspecto.