SOCIEDAD
Parece mentira, ya no se espera al cartero
Hasta hace quizá unos 15 o 20 años la correspondencia era más que nada personal de la misma ciudad, de una ciudad o departamento a otro y obviamente del exterior que demoraban semanas en llegar a destino

Los carteros distribuían las declaraciones de amor, la información de la muerte de... Todo pasaba por el cartero. Hoy son pocos los trabajadores y la correspondencia se ciñe más que nada a facturas comerciales y oficiales.
Con las tecnologías (teléfonos, internet) todo cambió. Antes las cartas eran muchas, y escritas mayormente a mano, con lapicera, al punto que en ocasiones al cartero le costaba entender el nombre del destinatario y la dirección. Hasta la letra del remitente jugaba un papel importante a la hora de entregar una carta, una encomienda.
El Correo en la actualidad se encarga de distribuir, más que nada, correspondencia comercial y oficial (incluidas facturas de servicios públicos).
Con pocas personas, el Correo se mantiene con el reparto de facturas y de encomiendas fundamentalmente de compras on-line.
Además de perder terreno a raíz de las tecnologías que desplazaron las cartas, el Correo compite con privados; y ha tercerizado parte de sus servicios (privatización).
Mal ejemplo del Correo
EL ECO se comunicó en la tercera semana de abril con la casa central de Correo (Montevideo), intentando saber cuánta correspondencia y encomiendas ingresa y sale del país.
“Envíe un correo electrónico solicitando entrevista y motivo”, dijo una funcionaria que nos atendió telefónicamente. Seguidamente agregó que, “en la tarde” nos iban a dar la respuesta sobre cuándo podíamos contactarnos con la presidenta del directorio (María Solange Moreira). Ha transcurrido prácticamente más de un mes, y todavía estamos esperando la llamada telefónica para la entrevista que e iba a coordinar a “la tarde”
Como si fuera algo grave informar a la población, el Correo no responde.
Testimonio de Urbano Guala
Las generaciones adultas, bien conocen al palmirense Urbano Guala, trabajó más de 30 años entregando cartas y encomiendas. “Comencé en 1962, me parece. Estuve hasta 1996 en que me jubilé. En todos esos años sólo pedí una licencia por enfermedad. No faltaba nunca”, recordó sentado en el living de su casa (Uruguay entre Libertad y Queguay, Nueva Pamira), cuando conversó con EL ECO.
Antes el flujo de cartas era intenso y se repartían en bicicleta. También en bicicleta se trasladaban las encomiendas, aunque “eran paquetes chicos, no como ahora que mandan cajas grandes”.
Los carteros hacían el trabajo rotándose mes a mes el radio de distribución en la ciudad. “Conocía a toda la gente, y si tenía dudas en alguna casa, preguntaba, nunca dejaba una carta sin estar seguro”.
La tarea le podía llevar horas porque le gustaba “mucho conversar con la gente. Era lindo aquel tiempo”.
Y quien esperaba una carta con ansiedad, sobre todo de algún enamorado o familiar o amigos que estaba lejos, cuando lo veían le preguntaban: “¿no tiene carta para mí?, o misiva como le decían antes”.
Se jubiló esperando “la moto que nos prometió el Correo. Nunca llegó”, por lo tanto su trabajo comenzó y finalizó en bicicleta.
El reparto se intensificaba para las fiestas por las tarjetas navideñas y de fin de año. Y también aumentaba mucho el trabajo “cuando aparecían cadenas* ¡Madre Santa ¡No terminábamos más!”, dijo sonriendo.
Por el cartero también pasaba el reparto de tarjetas de cumpleaños, de casamiento, o una carta que un vecino le enviaba a otro. Y si no tenía remitente, por más que lo supiera el cartero no revelaba quién era, eso formaba parte de los secretos del trabajo.
Reliquia
Hoy es escasa, casi nula, la correspondencia entre amigos, familiares o enamorados a través del correo.
Si usted conserva una carta escrita a mano, guárdela. Hoy es una reliquia, que si se la muestra a un nieto, seguro se sorprenderá. Como cuando un chico vio a un señor sentado frente a una máquina de escribir, al notar que al golpear las teclas sobre el papel quedaban las letras impresas, exclamó: “¡mirá, mamá, esa máquina escribe e imprime a la vez!”
*Por ejemplo circulaba: ”si usted recibe esta carta (se citaban en la misma muchos milagros) envíe 20 copias a otras personas, si corta esta cadena le vendrá una desgracia”.
Urbano Guala

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