SOCIEDAD
Valentina Viré y su pasión por bailar sin fronteras
Se presenta en salas de la Gran Manzana, como se le dice a Nueva York, una de las vitrinas culturales del mundo, por las que han pasado célebres bailarines. Ahí la palmirense Valentina Viré estudia, ensaya y brinda un show de baile. Una profesional con una pasión definida que dijo ‘sí al baile’ cuando llegó al invierno neoyorquino en 2017, para después darse cuenta que sólo tenía en su valija shorts y remeras.
-¿Cuándo sentiste pasión por el baile?
-Para fijar un momento, fue cuando decidí irme a Montevideo a estudiar danza. Ahí me di cuenta que esto ya no era solo algo que me gustaba, me apasionaba, sino que quería trascender ese momento, quería estudiarlo, respetarlo, trabajar sobre esto y de esto.
-¿Tienes predilección por algún estilo musical en particular?
-Siempre estuve inmersa en varios mundos de la danza y realmente todo me gusta. Quise aprender varios ritmos, conocer diferentes técnicas. Pero desde que comencé a practicar salsa, supe que por ahí era donde quería seguir. Al llegar a la capital, me crucé por casualidad con la escuela ‘Montevideo Mambo’, y no me fui de ahí hasta ahora… Mis grandes maestros Vanessa Grossi y Nicolás Marin, me han hecho querer, disfrutar y respetar esta danza, y les estaré siempre agradecida, porque si estoy en el lugar que estoy en gran parte es gracias a ellos.
-Estuviste primero en Miami y ahora Nueva York, ¿por qué ese itinerario?
-A Miami fui a participar en la competencia mundial: “World Salsa Summit”. Ahí presenté mi primera coreografía como solista de salsa y nada más y nada menos que representando a mi país. Fue una experiencia increíble y maravillosa, que marcó un antes y un después en mí.
Cuando estaba en Miami vi la publicación de una audición para un team de salsa a cargo de Ernesto Bulness y Denisse Cambria, reconocidos bailarines que son, al día de hoy, cuatro veces campeones mundiales; ellos vienen pisando fuerte y tienen un estilo particular que realmente me fascina. En ese momento me dije: qué pena que sea en Nueva York. Pasaron unos días y el tema seguía en mi cabeza, hasta que una amiga me dijo: ¿por qué no vas? A la noche saqué los pasajes y a la semana estaba viajando a Nueva York a audicionar. Me sentía muy nerviosa. Tenía una mezcla de miedo y felicidad que es difícil de explicar en palabras. Viajar sola, audicionar nada menos que en esta enorme ciudad, con dos grandes bailarines que admiro, era demasiado increíble y arriesgado. Participé y cuando me dijeron que había quedado en la audición, sin dudarlo y sin poder dejar de sonreír, dije: ¡me quedo! Pero después de unos segundos eso sonó muy fuerte porque vine a Estados Unidos con una valija llena de shorts y musculosas, y ahora me encontraba en Nueva York, con nieve, grados bajo cero, con una campera prestada, un pantalón y un buzo que me pude conseguir. Pero en fin, aquí estoy, y realmente aún me cuesta creerlo y dimensionar todo lo que me está sucediendo.
Actualmente entreno con Ernesto Bulness y Denisse Cambria siendo parte de “E&D Team”, y con las chicas de Zuberi Ladies a cargo de Delia Madera, la actual ocho veces campeona mundial. Además, tomo talleres y clases con grandes referentes como Franklin Díaz, Eddie Torres Sr, Eddie Torres Jr, Griselle Ponce, Baudilio Rivera; máximas leyendas del mundo del mambo y la salsa. Además de esto, otra cosa muy linda fue volver a conectarme un poquito con Uruguay y nuestra cultura a través del tango, ya que hoy en día estoy contratada como parte de la compañía ‘Glamour Tango’ a cargo de Polly Ferman, uruguaya residente en Estados Unidos, eximia pianista y directora artística internacional.
-¿Cuál es el lugar que más te marcó y por qué?
-Hay dos lugares que marcaron un antes y un después. En 2016 tuve el placer de ir a Cuba a realizar un taller llamado Cubanza, de técnica moderna cubana. Ese lugar me llevó a encontrarme más que nunca, conocer su cultura y su danza folklórica me hizo regresar a Uruguay y comenzar con mi Maestro Nicolás Marin danza afro-cubana; fue el puntapié para decirme y decir con mas fuerzas: sí, lo mío va por acá. Y el otro lugar fue Miami. En 2017 viajamos con el grupo de estilo femenino ‘Mamberas’ a cargo de Vanessa Grossi, al congreso internacional de Miami. Cuando regresé a Montevideo le dije a Vane: yo me quiero preparar para competir en el World Salsa Summit. Que mis maestros me apoyaran y me dijeran sí, fue increíble, una dosis directa de ‘sí, puedes’. Estos lugares despertaron las ganas de seguir por más, de mostrarme, de mostrar y compartir con todos algo tan hermoso como es el baile, la danza, la salsa.
-Llegar a Nueva York no es algo que se le da a todas las bailarinas, ¿cómo te sientes en ese centro del mundo de los shows?
-Aún no caigo que estoy viviendo aquí, y por momentos es como que estoy acá desde hace mucho tiempo y no logro dimensionar la magnitud de las cosas. Estoy viviendo un sueño, lo estoy cumpliendo. Pasé de estar un día diciéndole a mis papás: ojalá algún día pueda ir para estudiar con ellos, a estar haciéndolo. Siempre digo que es una locura maravillosa.
-¿Cómo es tu día en Nueva York?
-La vida aquí es muy intensa, los días y las horas vuelan, un día tienes todo y otro nada. Me levanto, desayuno, planifico el día y salgo, la mayoría de los días no vuelvo hasta la media noche. A la tarde comienzo a tomar clases, luego ensayos y entrenamientos. Vuelvo a la casa a descansar y recargar energías para el día siguiente. Me dedico el cien por ciento a la salsa, entreno entre 5 y 7 horas diarias.
-¿En qué show has participado?
-En Miami tuve el placer y el honor de realizar mi show como solista en “BTS (Born to Salsa) Social” así como también en “Frankey’s Sport Bar”; luego aquí he realizado mi show en dos de los eventos sociales más importantes: “Candela Friday NYC” y “Salsamanía Saturdays Social NYC”; además en uno llamado “Salsa Union NYC” y en el evento “Baile del mambo”. También, con la compañía ‘Glamour Tango’ realicé dos funciones en la sala Aaron Davis Hall. Experiencias mágicas. Maravillosas. Pienso en los grandes artistas que han pasado por estos lugares, y estar en ellos es inexplicable la sensación que uno siente.
He competido en diferentes concursos nacionales, pero uno de los mayores desafíos fue prepararme en la categoría solista de salsa, y en enero participé en ‘World Salsa Summit’ representando a Uruguay y obtuve el quinto puesto a nivel mundial
-Como profesional ¿puedes decir ‘sueño cumplido’?
-En esta profesión es difícil definirse, aún recuerdo una profesora que un día dijo: “yo creo que el día en que te pregunten, ¿profesión? y tú logras decir: bailarina, ese día es uno de los más importantes, porque lo reconoces y lo haces valer, porque sos profesional como todos los que estudian algo”. Aunque para los artistas es bastante difícil reconocerlo, porque no tenemos algo tan sólido que nos diga que lo somos, que nos valore como tal. Tenemos que hacer un gran trabajo para que eso suceda. Y además es una profesión que nunca acaba y por siempre eres y debes ser alumno.
Los sueños hacen que nos mantengamos en movimiento, avanzando. Los sueños y nuestros objetivos le dan sentido a todo, hacen que quieras ir por más, que vayas en búsqueda de eso y sigas. Los sueños, llevan trabajo y sacrificio, llevan ganas, esperanza. Lo que yo siento hoy es que me atreví a estar más cerca de ellos, diría que me atreví a vivirlos. Creo que estos nunca acaban. Decir sueño cumplido, sería estar bailando, se termina la canción y pose final; pero mientras siga aquí ¡la música seguirá sonando y yo bailando!
Ella es…
Valentina Viré Avondet, palmirense, nacida el 19 de enero de 1995. Bailarina desde la infancia. “Siempre me gustó disfrazarme, juntarme con amigas y armar nuestras coreografías. A los 6 años comencé ballet y patín artístico. Luego en la adolescencia incorporé otras danzas como ballroom, danzas urbanas, árabe, tango, folklore; y cada vez me iba enamorando más de esto. Cuando terminé el liceo, que es el momento donde la gran mayoría de los adolescentes de nuestra querida ciudad se preparan para irse a la capital a estudiar, yo realmente no quería irme a estudiar nada “convencional”, por decirlo de algún modo, yo quería bailar. Gracias al apoyo de mis padres, mi familia y amigos que nunca dijeron algo así como: ‘¿estás loca… y después?’ O ‘no podés dedicarte a eso’ o cosas por el estilo… Fui a Montevideo, sí, pero ¡a bailar! También incursioné en el área del fitness y el pilates, pero siempre lo primero era la danza; comencé contemporáneo, moderno, y salsa”.
El resto de la historia es la que cuenta desde que pisó suelo norteamericano.
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