¡Zapatero a tus zapatos! Chichito Guerra 60 años por nuestro mejor caminar

Se casó el 10 de noviembre de 1962 con Mabel Buenahora y luego de la luna de miel en Argentina, el 25 de ese mismo mes, ´Chichito´ instaló su zapatería en una casa ubicada en la esquina de las calles Bravo y Jacinto Laguna. Allí estuvo 5 años hasta que construyó su propio local, contiguo a su casa actual en la calle Lucas Roselli entre Río Negro y Uruguay.

De los 18 a los 28 años aprendió el oficio junto a su padre, también de nombre Alfredo que fabricaba botas de cuero en Agraciada. Su padre vino de Portugal junto a Agustín Goncalves de quien aprendió todo lo referente a zapatería y se instaló en el paraje Víboras, luego se trasladó a Agraciada. Sin pensarlo, Chichito hizo de la reparación de calzado su medio de vida.

“Tengo innumerables anécdotas”, dijo Chichito a EL ECO. Recordó una de ellas, cuando aún eran novios, Mabel iba a ir a un baile en el Club Unión, y como pensaba que no tenía zapatos acordes, él le pidió unos usados y se los forró en tela, algo que no había hecho antes, y “fueron el furor” en la noche bailable; al punto que no demoraron en aparecer nuevas clientas para que les hiciera igual trabajo.

Y como suele suceder, hay quienes le han llevado zapatos para arreglar y “no los han ido a buscar. Tengo bolsadas hasta el día de hoy”.
Las suelas de “cuero y los clavos pasaron a la historia, hoy se trabaja con goma y cemento neopreno”. Se da por “el costo de los materiales y por la calidad de regular para abajo que tienen hoy aquellos materiales. Los championes (calzado deportivo) suplantaron a los zapatos”.

En un tiempo muy distinto a sus comienzos, al que “debí adaptarme”, el zapatero palmirense, ahora “más por recreación”, que por el trabajo en sí, continúa con el oficio mejorando el caminar de la comunidad.